Poner a la presidenta en la boleta: la jugada de poder que nadie estaba viendo

La iniciativa para unir la revocación de mandato con las elecciones intermedias busca evitar otro desaire y convertir un ejercicio ciudadano en maquinaria electoral.

“Ahorro” que esconde un propósito
El partido gobernante propone que la consulta de revocación de mandato del Ejecutivo federal se vote el mismo día que las elecciones intermedias de 2027, cuando se renovarán diputaciones federales, 17 gubernaturas, alcaldías y hasta jueces y magistrados. La narrativa oficial habla de ahorro y mayor participación, pero bajo ese discurso hay un cálculo político muy distinto: que la figura de la presidenta aparezca en la boleta para arrastrar votos en cascada para el partido.
La revocación —vendida como límite al poder— corre el riesgo de convertirse en un plebiscito de apoyo.

El antecedente del desaire electoral
En la revocación de 2022 la participación fue muy baja —menos del 20 %— y no logró consolidar el ejercicio como herramienta ciudadana fuerte. Al unirla con la elección local, se reduce ese riesgo de fracaso. Ahora se pretende colocar la pregunta junto con millones de votos ya movilizados por las demás elecciones. Si la presidenta aparece, los electores que van a votar por diputados o gobernadores también “se topan” con la pregunta sobre su mandato. Así, lo que era opción se vuelve obligación tácita de marcar “sí”.

Poner todo en una sola boleta: riesgos democráticos
No se trata de una reforma técnica inofensiva. Esta estrategia mezcla tres esferas: gobernar, competir y rendir cuentas. Cuando la figura del Ejecutivo aparece en la misma tarjeta que los demás cargos, la fiscalización ciudadana pierde: ya no se juzga el mandato en separado, se vota todo en bloque. Se borra la frontera entre propaganda gubernamental y cuota de poder legislativo o estatal.
Ese día: se decide la presidencia, el Congreso, los estados, los municipios… bajo la sombra de un solo nombre.

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Lo que está en juego
Si la propuesta sigue adelante, la revocación que debía servir para limitar el poder se transforma en su instrumento más eficaz. La presidenta no sólo aparece en la boleta: su presencia condiciona el comportamiento electoral nacional. Y el partido gobernante lo sabe. Mientras el esquema actual buscaba separar la evaluación del Ejecutivo de los demás cargos, esta reforma plantea que todo se vote junto. Para quienes creen en la rendición de cuentas, es una señal de alarma: cuando gobernar y competir se fusionan, la democracia pierde un poco de su brillo crítico y gana mucho de su táctica de poder.