Emilio García Riera: el cronista del cine mexicano

Nacido el 17 de noviembre de 1931 en Ibiza, España, Emilio García Riera llegó a México en 1944, tras haber vivido en Francia y la República Dominicana debido al exilio de su familia durante la Guerra Civil Española. Desde joven, mostró una pasión inquebrantable por el cine, lo que lo llevó a convertirse en uno de los críticos e historiadores cinematográficos más destacados de México.

Su carrera profesional comenzó en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero pronto su amor por el séptimo arte lo llevó a colaborar en diversas publicaciones. Fue fundador y director de revistas especializadas como Nuevo Cine, Imágenes y Dicine, plataformas desde las cuales impulsó la reflexión y el análisis del cine mexicano. Además, participó como comentarista en programas televisivos como “Tiempo de cine”, transmitido en los canales 11 y 13, y en la cadena Televisión en la República Mexicana (RTM).

En 1969, emprendió la titánica labor de documentar exhaustivamente la cinematografía nacional, resultado en la monumental obra Historia documental del cine mexicano, compuesta por 18 volúmenes que abarcan desde 1929 hasta 1976. Esta colección se ha convertido en una referencia indispensable para estudiosos y amantes del cine.

Además de su labor como crítico e historiador, García Riera incursionó en el cine como guionista y actor. Participó en películas como En este pueblo no hay ladrones (1965), adaptación de un cuento de Gabriel García Márquez, y actuó en cintas como Tiempo de morir (1965) de Arturo Ripstein.

Su pasión por el cine lo llevó a Guadalajara, donde fundó y dirigió el Centro de Investigaciones y Enseñanza Cinematográfica de la Universidad de Guadalajara en 1986. Desde allí, continuó promoviendo la investigación y difusión del cine mexicano, dejando una huella imborrable en la cultura cinematográfica del país.

A lo largo de su vida, García Riera recibió múltiples reconocimientos, entre ellos el Premio Xavier Villaurrutia en 1990 por su autobiografía El cine es mejor que la vida, y el Ariel de Oro en 2002 por su trayectoria profesional. Falleció el 11 de octubre de 2002 en Zapopan, Jalisco, dejando un legado invaluable para el estudio y apreciación del cine mexicano.