Mamá Elena, maestra del son jarocho

Elena de la Luz Ramírez Aguirre, conocida cariñosamente como “Mamá Elena”, es una de las más importantes guardianas del son jarocho tradicional. Nacida en Tlacotalpan, Veracruz, el 18 de agosto de 1925, esta mujer campesina, hija del río Papaloapan, ha dedicado su vida a preservar y transmitir el arte del zapateado, la música y la cultura de su tierra natal.

A lo largo de casi un siglo, su presencia ha sido esencial en los fandangos populares de la región, donde comenzó a formarse como bailadora desde temprana edad. Su legado ha trascendido generaciones: hijos, nietos y bisnietos formados por ella han llegado a integrar compañías emblemáticas como el Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana y el Ballet Folklórico de México.

Este 2025, la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), le otorgó la Medalla Bellas Artes, el máximo reconocimiento institucional en su categoría, por su incansable labor artística, pedagógica y comunitaria. La ceremonia se celebró en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, donde su nieta Nandy Luna Ramírez recibió la presea en su nombre.

Mamá Elena es más que una bailadora, es una guardiana del ritmo, de los tejidos, del canto y del zapateado que nace del corazón de Tlacotalpan”, expresó Nandy Luna. “Su vida es testimonio de la resistencia, la alegría y la sabiduría de nuestras ancestras”.

En su tierra natal, entre sones y festejo, Doña Elena agradeció en un emotivo video: “Agradezco a Bellas Artes por entregarme esta medalla”. La celebración coincidió con el inicio del año en que se encamina a cumplir 100 años.

Además de su talento como bailadora, Ramírez Aguirre ha sido formadora de nuevas generaciones desde espacios como la Casa de la Cultura Agustín Lara, fundada en 1974, donde fue profesora de zapateado tradicional. Su obra ha sido clave en el fortalecimiento del arte local y la identidad afromestiza veracruzana.

Durante la entrega, la directora del INBAL, Alejandra de la Paz Nájera, destacó que “su trayectoria en la danza popular del Papaloapan es testimonio de la permanencia de nuestras raíces. Ha hecho del zapateado una forma de abrazar la vida”.

La Medalla Bellas Artes, instituida en 1993, distingue a las y los creadores que enriquecen el arte y la cultura de México. En este caso, también rinde tributo a una mujer que ha bailado por casi un siglo, marcando el ritmo con los pies y el corazón.