Plástico: prohibir o gestionar

Más allá de vetos y slogans, el debate ambiental apunta a educación, infraestructura y corresponsabilidad para transformar desechos en valor.

Más allá de las prohibiciones

A punto de cerrar un año marcado por fenómenos climáticos extremos y discusiones ambientales cada vez más polarizadas, la conversación sobre los residuos vuelve al centro del debate público. Sin embargo, especialistas y organizaciones coinciden en que reducir el problema a prohibiciones o a la demonización de materiales resulta insuficiente y, en muchos casos, contraproducente.

El plástico se ha convertido en uno de los principales símbolos de esta confrontación. No obstante, el verdadero desafío no radica en su existencia, sino en el destino que se le da tras su uso. La gestión inadecuada de los residuos, más que el material en sí, es el punto crítico que sigue sin resolverse de manera integral.

El plástico como material, no como villano

Lejos de ser un enemigo absoluto, el plástico cumple funciones clave en sectores como la salud, la alimentación y el transporte. Su bajo peso, resistencia y versatilidad han permitido reducir emisiones asociadas al traslado de mercancías y mejorar la conservación de productos.

El problema aparece cuando estos materiales terminan en tiraderos a cielo abierto, cuerpos de agua o rellenos sanitarios saturados. En ese escenario, el debate se desplaza del diseño y el consumo responsable hacia la urgencia de contar con sistemas eficientes de separación, recolección y aprovechamiento.

💻 Visita YoUsuarioFinal 📱

🇲🇽 Conoce más en SuperMexicanos 🎬

México y el reto de cerrar el ciclo

México ofrece un ejemplo relevante dentro de América Latina. De acuerdo con datos de la ANIPAC, el país mantiene una tasa de recuperación de PET superior al 56%, una de las más altas de la región. Este resultado no responde a una sola política, sino a la colaboración entre industria, academia, autoridades y ciudadanía.

Otro dato que suele quedar fuera de la discusión es la composición real de los residuos urbanos. En la Ciudad de México, los plásticos representan alrededor del 10% del total de desechos diarios. La cifra revela que concentrar la atención en un solo material deja fuera una parte significativa del problema y retrasa la adopción de soluciones integrales.

Evidencia técnica y análisis de ciclo de vida

Desde un enfoque técnico, la Organización en Favor de la Economía Circular (OFEC) ha impulsado estudios de análisis de ciclo de vida junto con instituciones académicas como la UNAM, el IPN y el CIBRUC. Estos trabajos muestran que, cuando el plástico se integra correctamente a esquemas circulares, puede generar beneficios ambientales, sociales y económicos medibles.

Diseñar productos pensados para reciclarse, reducir el consumo innecesario y separar adecuadamente los residuos desde el origen aparecen como condiciones indispensables para que estos materiales dejen de ser un problema y se conviertan en insumos productivos.

Prioridades para una gestión efectiva

A lo largo del año, la OFEC ha subrayado una serie de acciones consideradas prioritarias: educación ambiental continua, fortalecimiento de la infraestructura de reciclaje, impulso a la innovación tecnológica, incorporación de plásticos reciclados en nuevos productos y creación de alianzas estratégicas entre gobierno, industria, academia y sociedad civil.

Estas medidas buscan atender el problema desde su raíz y evitar soluciones parciales que trasladan el impacto de un punto a otro sin resolverlo de fondo.

Cambiar el modelo, no sólo el discurso

“La crisis climática exige soluciones medibles y eficaces. La economía circular no es una tendencia, es una necesidad. Implica abandonar el modelo de usar y tirar y adoptar prácticas como reducir, reutilizar, reparar y reciclar, donde la correcta separación de residuos juega un papel fundamental”, señaló Jorge Chahin, presidente de la OFEC.

Cambiar la narrativa es apenas el primer paso. Transformar los sistemas de gestión de residuos y asumir responsabilidades compartidas es el siguiente. En ese camino, el plástico, bien gestionado, puede y debe formar parte de la solución.