 
Las 10 estrategias para prevenir ceguera exigen que el SAT y el gobierno reconozcan la salud visual como asunto de Estado, no sólo del sector salud.
Panorama urgente que urge visibilizar
En la conferencia “Hacia un México con salud visual: 10 estrategias para un futuro sin ceguera y discapacidad visual”, participaron la Dra. Valeria Sánchez Huerta, Presidenta regional para América Latina de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB); el Dr. José Antonio Paczka Zapata, presidente de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, Colegio Nacional; y el Dr. Héctor Peña Baca, director de Blutitude Consultores. Los tres especialistas coincidieron en que México enfrenta una crisis silenciosa en materia de salud visual y que es urgente transformar el enfoque gubernamental hacia una política integral que involucre no sólo al sector salud, sino también a instancias financieras y fiscales como el SAT y la Secretaría de Hacienda.
Los tres especialistas coincidieron en que México enfrenta una crisis silenciosa en materia de salud visual y que es urgente transformar el enfoque gubernamental hacia una política integral que involucre no sólo al sector salud, sino también a instancias financieras y fiscales como el SAT y la Secretaría de Hacienda.
Según datos recientes, más de 16 millones de personas viven con pérdida de la visión en el país —incluyendo 540 mil casos de ceguera—, y la discapacidad visual se ha convertido en la primera causa de discapacidad en México, con 3.7 millones de personas afectadas. El objetivo del plan es colocar la salud visual en el centro de la agenda pública, reducir las desigualdades y garantizar el acceso universal a servicios oftalmológicos de calidad.
La Dra. Sánchez Huerta subrayó que México se encuentra entre los 10 países del mundo con mayor número de personas con deficiencia visual y ceguera. Actualmente, el 12.1% de la población vive con pérdida de visión, y las mujeres representan más de la mitad de los casos. “Esta realidad exige respuestas inmediatas: más tamizajes, más infraestructura y una mayor coordinación intersectorial”, afirmó.
El Dr. Héctor Peña Baca explicó que el documento de trabajo —elaborado por instituciones médicas y sociales— propone estrategias que van desde fortalecer la rectoría del sector salud hasta promover la transformación digital y la tele-oftalmología. “La idea es clara: lograr un sistema articulado, incluyente y sostenible que permita prevenir millones de casos de discapacidad visual en los próximos años”, señaló.
Por su parte, el Dr. José Antonio Paczka Zapata destacó que los errores de refracción no corregidos y las cataratas representan el 75% de los casos de ceguera y deficiencia visual, seguidos por la retinopatía diabética y la retinopatía del prematuro, que juntas suman más del 10%. “Estamos hablando de causas tratables, que si se abordan de manera oportuna pueden cambiar la vida de millones de mexicanos”, puntualizó.
Las 10 estrategias para un México con mejor salud visual
Durante el evento se detallaron las siguientes propuestas para revertir y prevenir la discapacidad visual en nuestro país:
Incorporación de la salud visual al paquete básico público
Se propone que los servicios ópticos y oftalmológicos esenciales formen parte del catálogo mínimo de prestaciones de los sistemas públicos de salud, para que nadie quede fuera por costo.
Fortalecimiento de datos epidemiológicos y vigilancia nacional
Sin cifras confiables sobre prevalencia y distribución regional, las políticas no pueden calibrarse ni evaluarse. Se plantea un registro sistemático, actualizado y público.
Capacidad del primer nivel de atención para salud visual
Que clínicas locales puedan realizar tamizajes, pruebas básicas de vista y hacer referencia adecuada, para aliviar la carga en centros especializados.
Formación continua de recursos humanos especializados
Aumentar programas de preparación para optometristas, técnicos visuales y oftalmólogos, con criterios de distribución territorial, especialmente en zonas rurales y marginadas.
Acceso equitativo e inclusivo
El derecho a una buena visión no debe depender del ingreso, la ubicación o la condición social; las estrategias apuntan a reducir desigualdades geográficas y económicas.
Esquemas de financiamiento sostenibles
Se sugieren subsidios, aseguramientos, compras consolidadas o modelos mixtos que reduzcan la carga financiera para las personas que necesitan lentes, intervenciones o tratamientos.
Uso de tecnología e innovación digital
La telemedicina, inteligencia artificial, aplicaciones de diagnóstico remoto y dispositivos portátiles pueden aumentar el alcance de estas intervenciones, sobre todo en comunidades aisladas.
Prevención primaria y detección temprana
Campañas educativas, tamizajes escolares regulares y seguimiento a pacientes con factores de riesgo (como diabetes) pueden interceptar afecciones antes de que progresen.
Alianzas público-privadas y colaboración multisectorial
El plan requiere compromisos del sector privado, universidades, ONG y gobiernos locales para multiplicar recursos y presencia.
Monitoreo, evaluación y rendición de cuentas pública
Se requieren metas claras, indicadores accesibles y mecanismos de supervisión para verificar avances y corregir fallas.
Estas estrategias constituyen una hoja de ruta clara —pero su cumplimiento dependerá de la voluntad política, los recursos y la coordinación institucional.
La Dra. Valeria Sánchez Huerta añadió una propuesta número 11: contar con un marco normativo flexible y seguro que brinde certidumbre jurídica a los profesionales, garantice el uso responsable de la inteligencia artificial y la telemedicina, y proteja los derechos humanos en materia de salud visual.
Por qué el SAT y las finanzas públicas deben involucrarse
Salud visual como inversión estratégica
Una población con buena visión es más productiva y menos propensa al abandono escolar o laboral. Invertir en prevención es menos costoso que asumir los costos acumulados de la discapacidad visual: rehabilitación, apoyos sociales, baja productividad o dependencia.
Cada año, México pierde más de 50 mil millones de pesos en productividad debido a la ceguera y la deficiencia visual severa.
Mecanismos fiscales para estimular la acción
El SAT puede diseñar incentivos fiscales, exenciones o deducciones vinculadas a productos ópticos o inversiones en salud visual. También podría facilitar la importación de tecnologías ópticas con menos aranceles cuando vayan destinadas a zonas vulnerables.
Presupuesto protegido y coordinado
Para que las estrategias no se pierdan en recortes, hacen falta compromisos multianuales con partidas etiquetadas. Es clave coordinar a Salud, Hacienda, Educación y Desarrollo Social para que las acciones no se solapen ni se queden sin recurso.
Supervisión, transparencia y responsabilidad
Si el SAT y Hacienda lideran o supervisan la fiscalización de los fondos destinados a salud visual, se podrá minimizar el desvío o la duplicidad de acciones. La rendición de cuentas ayudará a garantizar que los recursos alcancen a quienes más los necesitan.
Obstáculos que podrían truncar las estrategias
- Carencia de datos confiables: el país no cuenta con un censo actualizado de discapacidad visual distribuido por zonas, edades y modalidades.
- Desigualdad territorial pronunciada: zonas rurales y comunidades indígenas suelen carecer de servicios ópticos u oftalmológicos.
- División institucional: los sectores de salud, educación, hacienda y desarrollo social operan de forma paralela, lo que dificulta planes integrados.
- Presiones presupuestales: en un contexto de austeridad, es difícil defender nuevas partidas o incrementar las existentes.
- Desinformación social: muchas personas desconocen que la pérdida visual puede prevenirse o tratarse, por lo que no exigen acción.
Riesgos si el Estado ignora este llamado
Si las propuestas no se traducen en resultados, México podría ver:
- Crecer la brecha entre zonas urbanas y rurales en salud visual.
- Encarar costos crecientes de rehabilitación y apoyo social.
- Perder capital humano clave: niños y adultos que no alcanzan su potencial por no corregir su vista.
- Incumplir compromisos internacionales sobre salud ocular y derechos humanos.
Hoy se necesita que estas 10 estrategias —y la nueva número 11— no sean un catálogo de deseos, sino el cimiento de políticas tangibles. Y para eso, requieren la participación activa del SAT, Hacienda y de todo el aparato estatal.
