Diabetes y audición: vínculo poco reconocido

La diabetes, más allá de ojos y riñones, también puede afectar el oído interno y agravar la pérdida auditiva.

¿Por qué la diabetes puede dañar el oído?

La diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre. Esta condición puede provocar daño a nervios y vasos sanguíneos, efectos que también alcanzan estructuras del oído interno. Estudios recientes sugieren que personas con diabetes tienen un mayor riesgo de presentar pérdida auditiva neurosensorial (es decir, por afectación del oído interno o vías nerviosas).

La fisiopatología clave incluye:

  • Deterioro de los pequeños vasos sanguíneos que irrigan el oído interno, lo que reduce el aporte de oxígeno y nutrientes.
  • Afectación de los nervios que transmiten la señal sonora al cerebro, ya sea por neuropatía diabética o hipoglucemia prolongada.
  • Estrés oxidativo, inflamación y alteraciones celulares que modulan las células sensoriales del oído interno.

Por ello, aunque la pérdida auditiva muchas veces se asocia con el envejecimiento o la exposición al ruido, quienes viven con diabetes deben tener presente otro factor de riesgo menos evidente, pero creciente.


¿Quiénes están en riesgo y cómo se manifiesta?

Los estudios indican que tanto la duración de la diabetes como el control glicémico deficiente favorecen la aparición de problemas auditivos. En un meta-análisis sobre Diabetes Mellitus Tipo 2, se encontró una prevalencia notable de pérdida auditiva en comparación con personas sin diabetes.

En México, aunque los datos específicos para audición son limitados, se sabe que el 18.3 % de la población adulta vive con diabetes, lo que representa un número considerable de personas potencialmente en riesgo.

Las señales de alerta ante las que se recomienda acudir a un especialista incluyen: dificultad para seguir conversaciones, subir el volumen de radio o televisión, mareos o zumbido, y peor capacidad para oír en ambientes ruidosos.


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Importancia de la detección temprana

Detectar la pérdida auditiva de forma temprana resulta clave: los daños del oído interno, una vez instalados, tienden a convertirse en crónicos e irreversibles. Estudios recientes muestran que la diabetes está asociada a una mayor prevalencia de hipoacusia de alta frecuencia, aún en personas de mediana edad, lo cual contradice la idea de que sólo es asunto de “viejos”.

Por eso es recomendable que las personas con diabetes, especialmente con más de 5 años de evolución o con control glicémico pobre, incluyan en sus chequeos una evaluación auditiva. Un diagnóstico temprano abre camino a intervenciones como audífonos o implantes de ser necesarios, lo que puede mejorar mucho la calidad de vida.


¿Qué se puede hacer para proteger la audición junto con la diabetes?

  • Mantener un buen control de la glucemia (y HbA1c) ayuda a reducir el daño microvascular que puede afectar al oído.
  • Evitar factores adicionales de riesgo: exposición prolongada a ruidos intensos, tabaquismo, hipertensión y dislipidemias.
  • Hacerse chequeos auditivos de forma periódica: idealmente al menos una vez al año después de los 50 años, o antes si hay síntomas.
  • Consultar a un especialista en audición ante la aparición de signos de alarma.
  • Conocer las opciones de tratamiento auditivo: desde audífonos hasta implantes cocleares, de oído medio o de conducción ósea, según el tipo y grado de pérdida.