Presupuesto educativo 2026: aumento, pero sin foco en aprendizajes ni docentes

El PEF 2026 destina más de 1.2 billones de pesos a educación, pero el aumento no fortalece la formación docente ni el aprendizaje de niñas y niños.

Aumento que no convence

El paquete del Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 (PEF 2026) asciende a 10 billones 193 mil 683.7 millones de pesos. De esta cifra, aproximadamente 17 mil 788 millones de pesos provienen de recortes a órganos autónomos como el Instituto Nacional Electoral (INE), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Poder Judicial y la Fiscalía General de la República, para ser reasignados a otros rubros, entre ellos educación.
En educación se calcula que habrá más de 1.2 billones de pesos para 2026, lo que representa un aumento marginal en términos reales. Sin embargo, a pesar del mayor volumen, diversos análisis advierten que este incremento no fortalece aspectos clave como los aprendizajes de estudiantes ni la formación continua de maestras y maestros.

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Formación docente: la gran olvidada

Uno de los puntos más críticos es la asignación para el Programa de Desarrollo Profesional Docente. El presupuesto por docente en educación básica se reduce dramáticamente, pasando de 404.6 pesos en 2025 a apenas 91.5 pesos en 2026 en términos reales.
Aunque se mencionan reasignaciones específicas —por ejemplo, un aumento de 14.5 millones de pesos para ese programa—, el monto resulta insignificante frente al universo de más de un millón de docentes en educación básica.
La organización Mexicanos Primero advierte que, con esa cifra, sólo cuatro de cada diez maestras y maestros podrían tener acceso a opciones de formación que respondan a nuevos programas educativos o al uso de tecnologías.

Aprendizajes y diagnóstico debilitados

Otro elemento clave del debate es la capacidad del sistema educativo para diagnosticar y atender rezagos en aprendizaje, particularmente en comprensión lectora y razonamiento matemático. El presupuesto para la Dirección General de Análisis y Diagnóstico del Aprovechamiento Educativo disminuirá un 65.4 %, pasando de 147 millones en 2025 a 51 millones de pesos en 2026, lo que reduce la capacidad de evaluación institucional.
La falta de mecanismos presupuestales que vinculen inversión con aprendizaje medible, así como la ausencia de estrategias específicas para mejorar el proceso educativo, incrementan la preocupación: el acceso a la escuela ya está garantizado en muchos casos, pero aprender sigue sin hacerse realidad para muchas y muchos.

Asignación concentrada en otros rubros

El incremento en recursos educativos se concentra en niveles de educación media superior y superior, así como en los Centros de Desarrollo Infantil (Cendis). El gasto destinado a educación básica y la formación docente quedó al margen del foco presupuestal.
Por su parte, aunque el presupuesto total para educación crece, su porcentaje respecto al gasto programable federal baja: de 16.9 % en 2025 a 16.62 % en 2026. Esto significa que educación, en términos relativos, pierde prioridad.

Debate político y social: ¿qué país queremos?

Durante la discusión en la Cámara de Diputados se aprobaron modificaciones al presupuesto enviado por el Ejecutivo, enfatizando la reasignación de recursos hacia educación. Pero la pregunta que persiste es si dichas reasignaciones responden a una política educativa integral o simplemente a un esquema de ampliación presupuestal sin objetivos claros.
En paralelo, el Senado de la República aprobó un decreto para declarar el 19 de marzo de cada año como el “Día de la Actualización Docente”, con el propósito de destacar la importancia de la formación continua del profesorado frente a un mundo en constante cambio. Esa decisión parece en tensión con el reducido presupuesto asignado a la formación misma.
La asignación del gasto refleja una visión concreta de qué aspectos del sistema educativo se priorizan. Si el objetivo es construir un país con estudiantes que aprendan y profesoras o profesores que se formen, entonces el diseño presupuestal debería reflejarlo de modo evidente y coherente.

Sin diagnóstico ni orientación

El PEF 2026, al asignar más recursos al rubro educativo, parece cumplir con una exigencia esencial: invertir en educación. Pero la asignación en sí no basta; el destino, la estrategia y los resultados importan aún más. Sin una partida realista para la formación docente, sin mecanismos robustos de diagnóstico de aprendizajes y sin una orientación clara hacia la mejora en el aula, el volumen de recursos puede convertirse en símbolo más que en motor de cambio.
Más allá del número, se trata de decidir qué país queremos construir y qué significa que cada niña, niño y joven tenga la oportunidad de aprender de verdad.