La obesidad, una crisis de salud pública en México, también se asocia con pérdida de audición y tinnitus, aunque con barreras para el diagnóstico y la prevención.
epidemia de la obesidad en México
En México, la prevalencia de sobrepeso y obesidad alcanza proporciones alarmantes: se estima que aproximadamente el 37.3 % de los adultos presentan sobrepeso y un 38.9 % padecen obesidad, según datos recientes de la Secretaría de Salud. Además, en adolescentes de 12 a 19 años cerca de un 40 % viven con exceso de peso. Este escenario convierte a la obesidad en uno de los principales retos de salud pública en el país.
La obesidad es una patología crónica caracterizada por una acumulación excesiva de grasa corporal que afecta múltiples sistemas: metabólico, cardiovascular, hepático, renal e incluso articulares. Tradicionalmente se asocia con diabetes tipo 2, hipertensión, hígado graso, cánceres y enfermedades cardiovasculares.
¿Qué tiene que ver la audición?
Menos conocido, pero cada vez más documentado, es el vínculo entre el exceso de peso corporal y la salud auditiva. El oído interno, particularmente la cóclea, depende de un buen flujo sanguíneo y de condiciones metabólicas estables para funcionar correctamente. Alteraciones circulatorias, inflamación crónica y estrés oxidativo —todos comunes en la obesidad— pueden dañar las células auditivas y elevar el riesgo de hipoacusia o acúfenos.
Estudios recientes revelan que las personas con obesidad tienen mayor probabilidad de presentar pérdida auditiva. Por ejemplo, una revisión que incluyó múltiples estudios encontró que el índice de masa corporal (IMC) elevado y la circunferencia de cintura alta se asociaban a mayor riesgo de hipoacusia. Asimismo, una investigación específica señaló que en adolescentes obesos la prevalencia de pérdida auditiva de baja frecuencia fue del 15.16 % frente al 7.89 % en no obesos.
💻 Visita YoUsuarioFinal 📱
🇲🇽 Conoce más en SuperMexicanos 🎬
Mecanismos implicados: más allá del peso
Los mecanismos que podrían explicar esta relación son variados:
- La obesidad favorece una inflamación crónica y un estado oxidativo elevado, lo que puede alterar las microvasculaturas del oído interno.
- La presencia de comorbilidades frecuentes en obesidad —como hipertensión, dislipidemia y diabetes— incrementa el daño vascular y metabólico del oído.
- Particularmente, la adiposidad central —medida por la circunferencia de cintura o el índice de redondez corporal— parece tener un papel más decisivo que el simple IMC.
- Menor aporte de oxígeno y nutrientes a la cóclea puede conducir a la degeneración de células sensoriales y neurales auditivas ante un tiempo prolongado de exposición a factores adversos.
La realidad mexicana: urgencia de acción
Aunque la evidencia global es consistente al señalar un vínculo entre obesidad y deterioro auditivo, en México poco se menciona este efecto secundario dentro de los protocolos de salud auditiva. Por ejemplo, según declaraciones del Dr. Gonzalo Corvera, director del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología, el impacto de la obesidad sobre la audición “no se incluye aún como factor de riesgo formal en guías clínicas”.
Dado el contexto de obesidad elevada en el país, y la posibilidad de que los adolescentes y adultos jóvenes ya estén en riesgo, se vuelve imperativo incorporar la evaluación audiológica en este grupo poblacional. La detección temprana permite mitigar los efectos sociales y cognitivos del deterioro auditivo, como aislamiento, bajo rendimiento académico o laboral, y afecciones asociadas.
Recomendaciones para prevención y detección
Para afrontar esta doble problemática —obesidad + salud auditiva— se sugieren los siguientes enfoques:
- Promover estilos de vida que combinen alimentación equilibrada, actividad física y vigilancia de factores como hipertensión, glucosa y lípidos.
- Incorporar en los programas de salud auditiva la medición del IMC, circunferencia de cintura y antecedentes metabólicos.
- Realizar audiometrías periódicas en personas con exceso de peso, especialmente si presentan diabetes, hipertensión o dislipidemia.
- Fomentar la concientización de que la pérdida de audición no es “normal” por la edad ni inevitable, sino una condición prevenible y tratable precozmente.
Vínculo
La obesidad no sólo afecta el corazón, la glucosa o las articulaciones: también puede estar dañando la capacidad de escuchar. En un país con tasas alarmantes de exceso de peso, este vínculo exige mayor atención, tanto de especialistas en salud auditiva como de médicos y responsables de políticas públicas. Reconocer la audición como otra víctima de la obesidad es un paso clave para diseñar intervenciones más integrales.
