México-Italia llevan un coche sin conductor a la Carrera Panamericana

Un vehículo autónomo desarrollado por el Tecnológico de Monterrey y el Politécnico di Milán recorrió 440 km en modo autónomo durante la Carrera Panamericana 2025, impulsando la movilidad inteligente.

Un hito de ingeniería sobre asfalto

Por primera vez en la historia de la Carrera Panamericana se integró un vehículo sin conductor en la ruta, gracias a la colaboración entre el Tecnológico de Monterrey y el Politécnico di Milán. Un modelo fue equipado con el sistema desarrollado por el equipo AIDA (Artificial Intelligence Driving Autonomous) del Politécnico y el grupo de investigación en movilidad del Tec.
La travesía implicó 440 km en modo completamente autónomo sobre carreteras mexicanas, en condiciones tan variadas como tráfico urbano, lluvia o montaña. Además, la ruta total del rally supera los 3 500 km, lo cual convirtió el evento en un verdadero laboratorio vivo de movilidad inteligente e investigación aplicada.

El convoy y su estrategia de datos

El sistema autónomo no operó en solitario. Fue guiado por el vehículo denominado “El Fantástico”, desarrollado también por el Tec, que actuó como auto guía y banco de sensores para el vehículo autónomo. Durante la ruta este auto guía cubrió más de 3,500 km registrando datos de sensores, escenarios de carretera, condiciones atmosféricas y patrones de comportamiento vehicular.
En cinco campus del Tec (Puebla, Querétaro, León, San Luis Potosí y Aguascalientes) se realizaron paradas donde estudiantes y público general pudieron ver demostraciones y participar en actividades de divulgación tecnológica. El campus Santa Fe del Tec fue sede del arranque oficial del convoy, en un hito de la carrera y de vinculación académica.

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La voz humana detrás del volante autónomo

Aunque el vehículo funcionó en modo autónomo, la presencia humana fue clave para la seguridad. El piloto profesional Luis “El Chapulín” Díaz, con amplia trayectoria en competencias nacionales e internacionales, actuó como conductor de seguridad (‘safety driver’). Él monitoreó la operación, listo para intervenir si fuera necesario.
Desde su experiencia declaró que “esta experiencia demuestra que el futuro de la conducción no pertenece sólo a las máquinas. La verdadera innovación ocurre cuando el talento humano y la tecnología trabajan hacia el mismo objetivo”.

Investigación, aprendizaje y proyección

Para el Dr. Jorge de Jesús Lozoya Santos, responsable del proyecto en el Tec, este logro no se reduce al simple hecho de cruzar la meta. Subrayó que cada kilómetro permite resolver retos de integración de sistemas inteligentes, de coordinación entre equipos internacionales y de llevar la ciencia más allá del laboratorio.
Del otro lado, el Prof. Sergio Savaresi, jefe del Departamento de Electrónica, Información y Bioingeniería del Politécnico di Milán, destacó que este tipo de proyectos muestran cómo la revolución de la movilidad es un movimiento global que está llamado a transformar las ciudades en todo el mundo.
Más allá del paquete tecnológico —sensores LiDAR, radar, cámaras— lo relevante es que este tipo de pruebas construyen bases de datos reales, escenarios y experiencias que permitirán evolucionar normativas, infraestructura, algoritmos y modelos de negocio para la conducción autónoma en México y América Latina.

Retos y futuro cercano

El trayecto autónomo se limitó a 440 km, alrededor de un décimo de la distancia total del rally, lo cual indica que la tecnología aún opera bajo condiciones controladas y con supervisión humana.
Entre los desafíos pendientes destacan la adaptación a carreteras menos marcadas, conectividad limitada, distintas condiciones climáticas y la integración con entorno urbano mixto. Al mismo tiempo, este experimento abre la puerta para que México avance en regulación de vehículos autónomos y en la creación de ecosistemas donde la movilidad eléctrica y autónoma sean una realidad cotidiana.
En conjunto, la ruta del vehículo entre Puebla y Zacatecas se convierte en metáfora de un camino que ya comenzó: la movilidad del futuro ya está circulando en nuestras carreteras, de la mano de investigadores y estudiantes que a lo largo de cada tramo acercan ciencia, innovación y un poco de automovilismo al presente.