
Un vehículo autónomo acompaña por vez primera a La Carrera Panamericana en su arranque desde el Tec de Monterrey, marcando un hito en la movilidad mexicana.
Innovación sobre ruedas: cuando la ciencia sale del laboratorio
La mañana del 12 de octubre de 2025 pasó a la historia del automovilismo y la tecnología mexicana: por primera vez, La Carrera Panamericana inició su ruta desde un campus universitario —el Campus Santa Fe del Tecnológico de Monterrey— acompañada por un convoy que incluye un vehículo autónomo fruto de la colaboración entre el Tec y el Politecnico di Milano.
Durante el trayecto, una parada simbólica frente al Palacio de Bellas Artes puso de relieve la relación entre patrimonio cultural y movilidad del futuro. Representantes de ambas instituciones destacaron cómo esta iniciativa demuestra la adaptabilidad de la conducción autónoma a la compleja realidad vial mexicana, así como el papel del ámbito académico en moldear el transporte venidero.
Del laboratorio a la carretera: tecnología AIDA en acción
El vehículo autónomo incorpora la plataforma AIDA (Artificial Intelligence Driving Autonomous), con sensores láser 360° y cuatro cámaras que le permiten percibir el entorno y recopilar datos en tiempo real. Un auto “guía” los precede —desarrollado por la Iniciativa BloomDrive Intelligence del Tec— para marcar el paso y servir como referencia del ecosistema Tec–PoliMi.
Durante la competencia, se espera que el auto autónomo recorra entre 300 y 400 kilómetros en modo automático, de entre los aproximadamente 3,500 km totales del rally. Lo hará en tramos controlados por razones de seguridad, mientras el resto del tiempo alterna con conducción tradicional o realiza calibraciones.
Los pits (o estaciones técnicas) están distribuidos en campus del Tec a lo largo de la ruta —como Puebla, Querétaro, León y Aguascalientes— donde los equipos descargan datos, ajustan sensores y monitorean el desempeño en vivo.
Cómo la tradicional competencia se convierte en campo de pruebas para la innovación.
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Símbolo e impulso institucional
Desde su origen como idea hasta su puesta en marcha en ruta, el proyecto busca trascender laboratorios y acercar la innovación a retos reales. El Dr. Feniosky Peña-Mora, decano de Ingeniería y Ciencias del Tec, describió la iniciativa como “un laboratorio vivo en el que convergen academia, industria y colaboraciones internacionales para diseñar una movilidad más segura, sostenible y humana”.
Para Dr. Jorge de Jesús Lozoya Santos, líder del grupo BloomDrive, el iniciarlo desde Santa Fe simboliza la unión de tradición e innovación: tecnología que se vincula ya al día a día de las personas. Por su parte, Sergio Matteo Savaresi, del Politecnico di Milán, subrayó el reto de adaptar AIDA al contexto vial mexicano y usar esta experiencia como punto de partida para nuevas ciudades inteligentes.
Retos visibles: regulación, seguridad y confianza
Aunque el avance tecnológico resulta prometedor, el paso de mostrar un prototipo en una competencia a su integración real en las calles conlleva retos:
- Regulación legal: México aún requiere marcos claros que homologuen pruebas de conducción autónoma, definan responsabilidades y aseguren su operación segura.
- Seguridad cibernética: Los sistemas conectados podrían ser blanco de ciberataques, por lo que se necesita robustez en protección de datos y sistemas.
- Confianza pública: Estudios en América Latina muestran que una proporción significativa de personas considera positiva la idea de vehículos autónomos, pero muchos aún desconocen sus implicaciones.
- Adaptación en terreno real: La complejidad del entorno vial mexicano —con condiciones variadas y conductores humanos impredecibles— constituye un desafío decisivo para la tecnología.
Este proyecto, sin embargo, marca un paso hacia adelante: hace palpable que lo que alguna vez pareció ciencia ficción puede convertirse en parte cotidiana del transporte.