La nueva obra de Bárbara Aranda Díaz propone fortalecer la dignidad personal como base para decisiones más sanas y una autoestima auténtica en la adolescencia.
Valor que sostiene identidad y decisiones
La dignidad personal funciona como una brújula emocional capaz de orientar a los adolescentes en etapas de confusión, presión social y búsqueda de identidad. Es un periodo complejo: los cambios físicos, emocionales y sociales pueden incrementar la vulnerabilidad y afectar la forma en que se perciben y se relacionan con su entorno.

Diversos estudios han subrayado esta realidad. Uno de ellos, de UNICEF, señala que alrededor del 20% de los adolescentes experimenta problemas de salud mental relacionados con la falta de autoestima, el aislamiento y las exigencias sociales. En ese escenario, cultivar la dignidad no es un lujo: es una herramienta de protección emocional.
“Existe, entre los adolescentes, una urgencia por formar parte de su grupo de amigos… buscan pertenecer sin medir las consecuencias. Es por ello, que ante la falta de dirección y orientación, toman decisiones riesgosas”, advierte Bárbara Aranda Díaz, autora del libro Código Dignidad.
Un movimiento educativo, no sólo un libro
Publicado por Ed. PaGe, Código Dignidad se presenta como un trabajo práctico dirigido a estudiantes de secundaria y preparatoria. Su propuesta central es que cada joven construya un “código personal” que funcione como blindaje emocional. A través de ejercicios guiados, el libro promueve habilidades como aprender a decir “no”, distinguir espacios públicos, privados e íntimos y reconocer amistades de confianza.
No se trata de una lectura contemplativa, sino de un acompañamiento que invita a la reflexión activa. El enfoque atraviesa situaciones cotidianas: relaciones afectivas, dinámicas escolares, presiones grupales y uso crítico de redes sociales.
La dignidad como base de la salud mental
Un entorno en el que los adolescentes se sienten escuchados, vistos y respetados refuerza su bienestar psicológico. Lo contrario —la desvalorización, el rechazo o el desconocimiento de límites— puede abrir la puerta a problemas como depresión, ansiedad, aislamiento o relaciones afectivas dañinas.
“Cuando los adolescentes entienden su dignidad como algo que va más allá de sus logros académicos, su presencia en redes sociales o la aprobación externa, se liberan para construir una autoestima menos frágil y más auténtica”, explica la autora, certificada en programas de prevención como “Escudo de la Dignidad”.
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Riesgos en la era digital
La exposición constante a comparaciones, comentarios y validaciones instantáneas condiciona la autoimagen de los jóvenes. También existen riesgos como la cosificación, el envío de imágenes íntimas o la presión para formar parte de dinámicas que vulneran su privacidad.
En este contexto, Código Dignidad adapta su lenguaje a las nuevas dinámicas digitales y ofrece pautas para reconocer conductas dañinas, identificar límites y solicitar ayuda cuando sea necesario.
Un llamado a toda la comunidad educativa
“Escuelas, maestros y padres deben adoptar herramientas como Código Dignidad para acompañar a los jóvenes de forma proactiva”, subraya Bárbara Aranda Díaz. La autora sostiene que reforzar la dignidad no es un concepto abstracto, sino una necesidad urgente para orientar decisiones, fortalecer el sentido de pertenencia y construir una autoestima sólida.
Para ella, este enfoque puede marcar la diferencia entre jóvenes que navegan la adolescencia desde la confusión y otros que lo hacen desde la seguridad interna y la claridad emocional.
