IA, óvulos y emociones: así cambia la Fertilización In Vitro en tiempos de fiestas

La Fertilización In Vitro (FIV) en temporada navideña puede ser devastadora. La IA busca dar respuestas sobre la calidad de los óvulos y aliviar parte de esa carga emocional.

Cuando la FIV coincide con las fiestas

Someterse a un tratamiento de Fertilización In Vitro (FIV) ya es, por sí mismo, un reto físico, económico y emocional enorme. Si además coincide con la temporada navideña —llena de brindis, reuniones familiares y conversaciones sobre hijos, embarazos y nuevos bebés— la experiencia puede convertirse en una montaña rusa especialmente intensa.

“El tratamiento de FIV puede ser un proceso demandante tanto física como emocionalmente”, explica Dr. Dan Nayot, cofundador y director médico de Future Fertility, quien visitó México recientemente para participar en el 61º Congreso Mexicano de Medicina de la Reproducción. Especialista en fertilidad y reconocido investigador en el uso de inteligencia artificial en medicina reproductiva, subraya que los procedimientos, la espera y la incertidumbre sobre si el ciclo funcionará “pueden generar una gran carga emocional” y que, en fiestas, esa presión suele sentirse con más fuerza.

En estas fechas, muchas personas que atraviesan un tratamiento de fertilidad llegan a cenas y posadas con algo más que regalos: cargan historias silenciosas de inyecciones, estudios hormonales, ultrasonidos, ciclos fallidos y miedo al futuro. No siempre se nota desde afuera, pero la tensión emocional está ahí.

La incertidumbre detrás de cada óvulo

En la FIV, cada paso implica inversión económica, tiempo y una enorme dosis de esperanza: desde la estimulación ovárica y la obtención de óvulos hasta la fecundación en laboratorio y el desarrollo de embriones. Cuando un ciclo no termina en embarazo o genera menos embriones de lo esperado, la pregunta se repite casi como mantra: “¿Por qué?”.

Hasta hace poco, no existía una forma objetiva de entender uno de los factores clave del éxito: la calidad de cada óvulo individual. Se sabía que la edad de la paciente, el historial médico y la respuesta a la estimulación influían en los resultados, pero el análisis específico de cada óvulo solía basarse en la experiencia visual del embriólogo y en parámetros generales.

Esa falta de respuestas alimentaba una sensación de fracaso personal: algunos pacientes llegan a pensar que “su cuerpo les está fallando”, aun cuando la ciencia indica que muchos factores están fuera de su control.

IA en el laboratorio: qué es MAGENTA™

Conscientes de cuánto pesa esta incertidumbre, Future Fertility desarrolló herramientas basadas en inteligencia artificial (IA) para analizar imágenes microscópicas de los óvulos. A partir de una base de datos de más de 120,000 imágenes de óvulos y sus resultados clínicos, sus algoritmos generan un puntaje —conocido como Magenta Score— que estima la probabilidad de que cada óvulo llegue a formar un blastocisto, es decir, un embrión de buena calidad en día 5 o 6 de desarrollo.

El informe MAGENTA™ resume esos datos en un reporte personalizado para cada paciente. No reemplaza el criterio médico ni “garantiza” embarazos, pero ofrece información adicional que ayuda a entender qué ocurrió en un ciclo específico y a tomar decisiones más informadas sobre los pasos a seguir.

Estudios recientes publicados en revistas especializadas de reproducción humana han mostrado que el puntaje generado por esta herramienta de IA se asocia de manera significativa con tasas de fecundación, formación de blastocistos e, incluso, con estimaciones de probabilidad de nacimiento vivo en ciertos contextos, especialmente en programas de donación de óvulos.

En palabras sencillas: la IA no “adivina” el futuro, pero ayuda a ordenar la información y a distinguir mejor cuáles óvulos tenían más o menos potencial desde el inicio.

Edad avanzada, mujeres jóvenes y SOP: tres escenarios distintos

Uno de los aportes más claros de MAGENTA™ es que ayuda a matizar ideas que, en la consulta, suelen simplificarse. Un ejemplo es la edad materna avanzada. A menudo se atribuye cualquier resultado adverso de FIV a la edad de la paciente, pero eso no siempre explica todo.

En mujeres de mayor edad reproductiva, el informe puede confirmar que la calidad de los óvulos es efectivamente el factor limitante, dando sustento a decisiones difíciles: continuar con más ciclos, ajustar dosis y protocolos o considerar la opción de óvulos donados. Cuando esa evidencia aparece por escrito, pacientes y médicos pueden tener conversaciones más honestas sobre expectativas, tiempos y alternativas.

Pero también hay casos en los que una paciente mayor obtiene un puntaje inesperadamente alto en parte de sus óvulos. Ese hallazgo contrasta con el prejuicio de que “la edad lo determina todo” y funciona como un rayo de esperanza concreta, no ingenua: permite planear nuevos ciclos con mayor precisión, sin perder de vista el reloj biológico, pero reconociendo que la biología real es más compleja que una cifra en el calendario.

En el extremo opuesto están las mujeres jóvenes que, pese a su edad, tienen resultados por debajo de lo esperado. La idea de que “si eres joven, todo saldrá bien” se derrumba cuando un ciclo produce pocos embriones o ninguno viable. Ahí, un informe basado en IA puede mostrar si la calidad de los óvulos influyó realmente en el desenlace o si el problema se relaciona con otros factores del tratamiento.

Al identificar estos patrones de manera temprana, se pueden evitar cambios innecesarios de medicación y reducir el número de ciclos requeridos para lograr un embarazo, lo cual impacta tanto en el bolsillo como en la salud mental de las pacientes.

Entre más óvulos, más dudas

El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es una de las condiciones hormonales más frecuentes en mujeres en edad reproductiva: se estima que afecta a entre 6 % y 13 % de ellas a nivel global, y muchas siguen sin diagnóstico.

En FIV, las pacientes con SOP suelen producir un gran número de óvulos, lo que en teoría suena positivo. Sin embargo, la cantidad no siempre se traduce en embriones viables ni en embarazos. Para este grupo, herramientas como MAGENTA™ ayudan a responder una pregunta clave: si hubo muchos óvulos pero se desarrollaron pocos embriones, ¿la calidad ovocitaria fue parte del problema?

Contar con esa respuesta puede bajar la culpa que muchas mujeres cargan sobre sus hombros. Saber que los resultados dependen de factores biológicos —y no de “hacer algo mal”— cambia la narrativa interna y abre la puerta a ajustes más específicos en futuros ciclos, en lugar de improvisar cambios de protocolo a ciegas.

Menos culpas, más claridad emocional

Cuando un ciclo termina sin el resultado esperado, la ausencia de explicaciones alimenta pensamientos duros: “mi cuerpo no sirve”, “esperamos demasiado”, “fue un error intentarlo”. La propuesta de herramientas como MAGENTA™ es transformar parte de esa incertidumbre en entendimiento: mostrar datos visuales y objetivos que expliquen qué pudo haber pasado con los óvulos recuperados.

“Cuando los pacientes comprenden el ‘por qué’ detrás de sus resultados, alcanzan un nuevo nivel de claridad”, señala Dr. Nayot. Esa claridad no elimina el dolor, pero sí lo hace más manejable: ayuda a poner nombre a lo ocurrido, a procesar el duelo de un ciclo fallido y a participar con más confianza en las conversaciones con el equipo médico sobre los siguientes pasos.

La IA no puede prometer embarazos ni sustituir la empatía. Lo que sí puede hacer es acompañar el proceso con información más fina, quitar parte del peso de la culpa y recordarle a la persona que atraviesa la FIV que no está fracasando: está enfrentando un reto médico complejo para el que, poco a poco, existen mejores herramientas.

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Una tecnología que ya se usa en México

Según datos de la propia empresa, las evaluaciones basadas en IA de Future Fertility se utilizan ya en más de 180 clínicas de fertilidad en 32 países, incluidas unidades en México que han incorporado los reportes MAGENTA™ y VIOLET™ como parte de su oferta de servicios.

Esto coloca al país dentro de una tendencia global: integrar inteligencia artificial al laboratorio de reproducción asistida, no como reemplazo de especialistas, sino como una herramienta adicional para personalizar tratamientos.

Para pacientes que pasan las fiestas decembrinas entre análisis de sangre, consultas, aplicaciones de medicamentos y resultados de laboratorio, saber que existe tecnología diseñada para explicar mejor qué está pasando con sus óvulos puede ser un pequeño respiro. No resuelve toda la angustia, pero ofrece algo valioso en medio del caos emocional: contexto, opciones y un poco más de paz mental.

“Detrás de cada sonrisa en una cena festiva puede existir una historia silenciosa y valiente de alguien que lucha por formar una familia”, recuerda Dr. Nayot. La pregunta es cómo la ciencia, la tecnología y el sistema de salud pueden acompañar mejor esas historias, especialmente cuando el calendario parece exigir felicidad a cualquier precio.