Tecnología cuántica en México 2025: inversión y futuro

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La tecnología cuántica está emergiendo como una de las principales revoluciones científicas y económicas del siglo XXI. Este artículo analiza su base técnica, su impacto potencial en la economía global y cómo México comienza a posicionarse estratégicamente mediante inversión, formación de talento e investigación aplicada.

Ulises Ladislao/Los Ciertos datos
Guillermo Aguilera L./SuperMexicanos

La tecnología cuántica ya no es una promesa lejana. Se está consolidando como una de las áreas más transformadoras de la ciencia contemporánea, con implicaciones directas para la economía, la seguridad, la energía, la salud y la soberanía tecnológica. Las inversiones globales se han disparado en la última década, y el desarrollo de aplicaciones comerciales empieza a vislumbrarse en campos concretos como la logística, la criptografía y la investigación de nuevos materiales.

De acuerdo con estimaciones de McKinsey, el mercado global de la tecnología cuántica podría alcanzar los 100 mil millones de dólares para 2035, con una proyección de casi 200 mil millones para 2040, si se superan los retos técnicos que actualmente limitan su adopción.


Qubits: el lenguaje de la computación cuántica

El núcleo de la revolución cuántica es el qubit (bit cuántico). A diferencia del bit tradicional, que sólo puede tener el valor de 0 o 1, un qubit puede estar en ambos estados al mismo tiempo gracias al principio de superposición. Imagina una moneda girando en el aire: mientras no cae, está simultáneamente en “cara” y “cruz”. Eso es lo que permite que los qubits procesen múltiples combinaciones a la vez.

Pero lo más sorprendente es el entrelazamiento cuántico, un fenómeno que permite correlaciones instantáneas entre qubits separados por grandes distancias. Esto podría permitir sistemas de comunicación que sería imposible interceptar.

Una computadora clásica con 30 bits sólo puede representar una de las 2³⁰ (alrededor de mil millones) combinaciones posibles en un instante. En cambio, un sistema con 30 qubits puede representar las 2³⁰ combinaciones simultáneamente. Para ilustrar el salto: una computadora cuántica con 300 qubits —en teoría— podría representar más estados que átomos hay en el universo observable. Esto no significa que pueda resolver todos los problemas de forma instantánea, pero sí que abre puertas a resolver problemas complejos fuera del alcance de la informática clásica.


Retos técnicos reales

A pesar de su potencial, la computación cuántica enfrenta desafíos cruciales. El más importante es la decoherencia, que ocurre cuando los qubits pierden su estado cuántico debido a la interacción con el entorno. Esto limita severamente el tiempo que pueden operar con precisión.

Además, es necesario implementar mecanismos de corrección de errores cuánticos, ya que incluso pequeñas perturbaciones pueden alterar los resultados. Crear qubits estables y escalables —ya sea con trampas de iones, superconductores o átomos neutros— requiere ingeniería de frontera y grandes recursos. Por eso, la carrera cuántica no sólo es científica, sino también tecnológica, industrial y geopolítica.


Tres pilares, tres frentes de mercado

La tecnología cuántica se estructura en tres áreas clave:

1. Computación cuántica

Proyección de mercado: 28 a 72 mil millones de dólares en 2035
Aplicaciones: simulación molecular, optimización logística, algoritmos financieros, desarrollo de nuevos materiales y fármacos.

2. Comunicación cuántica

Proyección: 11 a 15 mil millones de dólares
Aplicaciones: transmisión segura de datos, distribución de claves cuánticas (QKD), redes militares y gubernamentales ultra seguras.

3. Detección cuántica

Proyección: 7 a 10 mil millones de dólares
Aplicaciones: imágenes médicas, navegación sin GPS, exploración geológica, sensores para medicina y medio ambiente.

El mercado total proyectado para 2035 ronda los 97 mil millones de dólares, con un crecimiento potencial hacia 2040 impulsado por avances en hardware, algoritmos y aplicaciones industriales.


Dinámica global: inversión y competencia

En 2024, las inversiones globales en startups cuánticas alcanzaron aproximadamente 2,000 millones de dólares, un crecimiento del 50 % frente a los 1,300 millones de 2023. Este aumento refleja el interés de los principales actores financieros y tecnológicos del mundo:

  • SoftBank (Japón) invirtió en Quantinuum
  • Aramco (Arabia Saudita) en Pasqal
  • Qatar Investment Authority apoya a Alice & Bob
  • El gobierno de Japón colabora con IonQ y QuEra

Gobiernos como los de Estados Unidos, China y la Unión Europea también han lanzado programas nacionales con presupuestos que superan los mil millones de dólares, en algunos casos anuales. Este movimiento configura una carrera tecnológica internacional, comparable con la era espacial o la inteligencia artificial.


México: apuesta estratégica con sentido nacional

México ha comenzado a invertir en este campo, no sólo desde la ciencia básica, sino con un enfoque más coordinado hacia la formación de talento y la exploración de aplicaciones industriales.

En 2025, la Universidad Nacional Autónoma de México lanzó QUANTUM@UNAM, un programa institucional alineado con el Año Internacional de la Ciencia y Tecnología Cuántica proclamado por la ONU. Incluye más de 30 actividades científicas, académicas y culturales a lo largo del año, entre ellas:

  • Escuela de Cómputo Cuántico (agosto)
  • Escuela de Verano en Física Cuántica (junio)
  • Simulaciones con computadoras cuánticas en talleres interactivos
  • Congreso Internacional de Ciencia Cuántica (segundo semestre)

Una de las voces más destacadas en este impulso nacional es la de la doctora Ana María Cetto, investigadora emérita del Instituto de Física de la UNAM y promotora activa de la iniciativa QUANTUM@UNAM. En entrevista con Ciencia UNAM, subrayó que “la ciencia y la tecnología cuánticas están transformando todos los ámbitos de la sociedad, desde la innovación tecnológica hasta los sistemas productivos”. Y advirtió: “Si México no invierte en estas capacidades, seguirá dependiendo de tecnologías extranjeras. Esta es una oportunidad única para desarrollar nuestra propia ciencia y tecnología, impulsando el crecimiento económico y social”. Sus declaraciones resumen con claridad el sentido estratégico que tiene hoy la inversión en conocimiento cuántico: no solo como una apuesta científica, sino como una palanca para el desarrollo soberano del país.

Participan dependencias como el Instituto de Física, el Instituto de Ciencias Nucleares, la Facultad de Ingeniería, el Centro de Ciencias de la Complejidad y Radio UNAM.


Desarrollo nacional: investigación, industria y política

En el ámbito científico, grupos como el del Laboratorio Nacional de Materia Cuántica (LANMAC) han logrado hitos como el primer condensado de Bose-Einstein en México. También se desarrollan experimentos en óptica cuántica, simulaciones físicas y sensores cuánticos aplicados a partículas elementales.

Desde 2025, el gobierno federal ha reestructurado el antiguo CONACYT para crear la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Conahcyt), que ha anunciado convocatorias específicas para:

  • El desarrollo de prototipos de qubits superconductores y de iones atrapados
  • La colaboración con universidades de Alemania, Canadá y Japón
  • La formación de doctorados y estancias postdoctorales en computación cuántica
  • El impulso a empresas nacionales que exploran aplicaciones en logística, banca y energía

Aunque aún no se han revelado todos los socios específicos, fuentes del sector mencionan acercamientos con entidades como IBM Quantum, D-Wave Systems y grupos académicos en ETH Zurich y University of Waterloo.


Futuro de alta precisión y alto valor

La tecnología cuántica está en la frontera de lo posible. Aunque aún no ha alcanzado la madurez comercial, su potencial económico, científico e industrial es enorme. Las empresas que lideren esta transición podrán redefinir sectores completos; los países que inviertan en ella hoy, serán los que definan las reglas del juego mañana.

Para México, la cuántica no solo representa innovación: representa autonomía, conocimiento local, empleos calificados y valor económico a largo plazo. Invertir en este campo no es un lujo, sino una necesidad estratégica.

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