
La miocardiopatía hipertrófica (MCH) es una enfermedad genética que afecta aproximadamente a 1 de cada 500 personas y puede ser mortal si no se detecta a tiempo. Lo más preocupante es que muchos pacientes desconocen que la padecen hasta que presentan un evento fatal, como la muerte súbita.
Casos emblemáticos en el deporte
Esta afección ha cobrado la vida de varios deportistas de alto rendimiento. En México, el futbolista Antonio de Nigris falleció a los 31 años a causa de esta condición. Reconocido por su talento en la cancha, su muerte impactó al mundo del fútbol y dejó en evidencia la importancia de los chequeos cardiológicos en los atletas.
Otro caso conmocionante fue el del camerunés Marc-Vivien Foé, quien colapsó en pleno partido durante la Copa Confederaciones en 2003 y murió poco después. El diagnóstico post mortem reveló que la MCH había sido la causa del trágico desenlace.
El fútbol colombiano también vivió un episodio similar con Andrés Felipe Román, quien vio frustrada su transferencia a Boca Juniors tras detectarle esta enfermedad en un examen médico. Aunque su caso no terminó en tragedia, puso de relieve la importancia de los estudios preventivos en deportistas de alto nivel.
Una enfermedad poco diagnosticada
El Dr. Said Alsidawi, cardiólogo de la Mayo Clinic, explica que la MCH puede presentarse en la juventud o en etapas posteriores de la vida. En ocasiones, la primera señal de alerta es la muerte súbita, lo que dificulta su prevención. Según el especialista, solo 1 de cada 7 pacientes con esta condición ha sido diagnosticado en Estados Unidos.
A menudo, los síntomas pueden pasar desapercibidos o confundirse con otras afecciones. Entre los principales se encuentran:
🔴 Dificultad para respirar
🔴 Dolor en el pecho
🔴 Mareos o desmayos, sobre todo al realizar actividad física
Si bien puede presentarse en cualquier persona, los deportistas de alto rendimiento enfrentan un mayor riesgo debido al esfuerzo físico intenso.
¿Cómo se puede detectar y tratar?
La detección temprana es clave para prevenir complicaciones. La pediatra Gemma Morera ha promovido la realización de electrocardiogramas al nacer y a los 12 años, especialmente en niños que practican deporte. Complementar estos estudios con ecocardiografías y pruebas de esfuerzo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
En cuanto al tratamiento, la MCH puede manejarse con medicamentos, cirugía, desfibriladores y, en casos graves, con un trasplante de corazón. La prevención y el monitoreo constante pueden salvar vidas.
Conclusión
La miocardiopatía hipertrófica es un enemigo silencioso que puede afectar a personas de todas las edades, pero que cobra mayor relevancia en deportistas de alto rendimiento. La concienciación, la detección temprana y el acceso a estudios médicos adecuados son herramientas fundamentales para prevenir tragedias. La salud del corazón no debe tomarse a la ligera, y cada examen preventivo puede ser la diferencia entre seguir compitiendo o enfrentar un desenlace fatal.