Los recientes estragos causados por la tormenta tropical John y el huracán Milton han subrayado nuevamente la urgencia de proteger a las comunidades mexicanas frente a fenómenos hidrometeorológicos. Guerrero ha sido una de las regiones más afectadas, con alrededor de 270 mil personas impactadas y más de 40 mil viviendas dañadas. Las autoridades reportaron, además, el fallecimiento de 23 personas, mayormente debido a inundaciones y deslaves en las zonas más vulnerables del estado.
En respuesta, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) ha reiterado la importancia de contar con coberturas específicas para desastres naturales en las pólizas de seguro. Según Eduardo Barrera, subdirector de Normatividad y Procesos Corporativos de AARCO, es esencial que tanto personas físicas como empresas revisen sus contratos de seguros para asegurarse de estar cubiertos contra estos riesgos. La presencia de un seguro adecuado puede marcar la diferencia en la pronta recuperación de los afectados, facilitando los procesos de evaluación de daños y la compensación económica.
A pesar de estas advertencias, persisten retos importantes. En muchas comunidades de bajos recursos, los seguros aún son vistos como un gasto innecesario, lo que deja a un gran número de personas dependientes de la asistencia gubernamental. Sin embargo, esta ayuda suele ser limitada y lenta, como ocurrió en el terremoto de 2017, donde muchas familias sin seguro tuvieron que vivir en condiciones precarias durante semanas.
El huracán John, que alcanzó la categoría 3 antes de tocar tierra en Guerrero, dejó un rastro de destrucción, especialmente en las zonas costeras como Acapulco y la Costa Chica. Con más de 14 municipios incomunicados, la falta de acceso y los daños en la infraestructura han complicado los esfuerzos de rescate y recuperación.
Es urgente que el país no solo fortalezca su cultura de aseguramiento, sino también invierta en infraestructura resistente a fenómenos climáticos, sobre todo en regiones vulnerables como Guerrero y Oaxaca, donde el cambio climático ha exacerbado la frecuencia y severidad de estos eventos.