Los Ojos del Diablo: reto viral infernal

Nuevo exorcismo digital para la pantalla grande

El director hispano-mexicano Paco Arasanz, responsable del fenómeno de culto Obayifo Project, expande ahora su universo cinematográfico con Los Ojos del Diablo, una coproducción España–México que busca consolidar su alcance internacional mediante una estrategia de distribución que abarca España, México, Centroamérica y Estados Unidos. La cinta mezcla terror sobrenatural, cultura viral y narrativa found-footage, colocando su estreno en España para el viernes 13 de marzo, una fecha irónica por coincidir con la antesala de Semana Santa, donde el imaginario religioso y la transgresión conviven de forma natural en la tradición popular.


Estreno asegurado antes del último corte

Antes de finalizar la producción, Arasanz recibió una propuesta formal de estreno en España por parte de Moon Entertainment, que aseguró su lanzamiento en salas para marzo. La decisión refleja la confianza en el potencial comercial y narrativo de la cinta incluso antes de completar su rodaje. Para un proyecto independiente, asegurar estreno en cartelera con anticipación es un hito que rara vez ocurre, y habla del interés que ha despertado el universo de Obayifo Project y ahora su expansión con Los Ojos del Diablo.


Rodaje entre monasterios, ruidos extraños y un Bafomet de 90 centímetros

El rodaje se desarrolla en el antiguo monasterio y psiquiátrico de Oña, en Burgos, un espacio cuya arquitectura religiosa, pasillos interminables y atmósfera decadente aportan una textura visual natural al relato. Durante las filmaciones, parte del equipo reportó ruidos inexplicables, golpes aislados y puertas que se abrían o cerraban sin intervención humana. Varias de estas anomalías quedaron registradas y se incorporaron en el montaje final, reforzando el tono híbrido entre ficción y documento.

En la víspera del rodaje, Arasanz vivió un episodio peculiar que terminó convirtiéndose en un símbolo visual de la película: el dueño de una tienda esotérica que suele visitar le obsequió un Bafomet de 90 centímetros, figura asociada al satanismo pop, los Caballeros Templarios y la dualidad espiritual. La imagen fue integrada al diseño visual del filme, añadiendo un peso simbólico al ya cargado imaginario demoníaco que recorre la historia.


Un reto viral que abre la puerta al infierno

En el centro del relato está la actriz Tatiana Del Real, quien interpreta a una influencer que, en busca de engagement, decide invocar al Diablo como parte de un reto viral. Su objetivo es demostrar a su audiencia si existen Dios y las fuerzas oscuras, un acto que inicia como entretenimiento y termina convertido en una espiral de posesión, pérdida de control y deterioro emocional que rebasa por completo la lógica del contenido digital.

La película plantea una crítica directa: en un ecosistema donde todo puede convertirse en espectáculo, incluso el miedo extremo, la frontera entre la autenticidad y la manipulación se vuelve cada vez más difusa.


Un cura-influencer en el centro del conflicto

Para intentar salvarla, sus amigos recurren a un sacerdote poco convencional interpretado por Frank Rodríguez, un cura-influencer cuya mezcla de carisma mediático, lenguaje moderno y polémicas en redes sociales lo colocan en el ojo del huracán narrativo. Lejos de la figura tradicional del exorcista, este personaje entiende los algoritmos, sabe hablar a cámara y es consciente de que su participación puede catapultar o destruir su reputación digital.

La película lleva el subgénero de exorcismos hacia una zona incómoda: la fe convertida en contenido y la espiritualidad reducida a espectáculo público.


La GoPro maldita: hilo directo con Obayifo Project

Los Ojos del Diablo establece una conexión explícita con Obayifo Project mediante la aparición de la misma GoPro maldita que desencadenó los eventos de aquella historia. Aunque su presencia se reserva para el tramo final, funciona como un puente simbólico entre ambas narrativas, marcando la intención de Arasanz de construir un universo compartido donde la tecnología es tanto herramienta como maldición.


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Del culto online al salto internacional

El elenco reúne a Tatiana Del Real, Frank Rodríguez, Sergio María, Sebas Fernández y el creador de contenido Bichocatorce, quien debuta en el cine tras haberse posicionado como voz influyente entre comunidades de terror en redes sociales. Su participación ha generado expectativa entre sus seguidores y entre públicos que consumen cine de género de forma híbrida, entre salas y plataformas.

Sebas Fernández, por su parte, regresa al cine en un papel que recupera la irreverencia explorada previamente junto a Arasanz en la serie Svarmoder, reforzando la colaboración continua que el director mantiene con algunos de sus intérpretes más cercanos.


CNMG y la apuesta por un modelo de distribución expandida

La distribución en México, Centroamérica y Estados Unidos estará a cargo de CNMG, que busca alianzas con circuitos alternativos, festivales de género y cadenas comerciales interesadas en estrenos independientes. El objetivo es replicar el recorrido internacional que logró Obayifo Project y consolidar un modelo de terror hispano que pueda sostenerse económicamente en múltiples ventanas.

España abrirá la ruta con el estreno del viernes 13 de marzo, punto de partida para medir la recepción de una propuesta que mezcla posesiones, estética digital, crítica a la cultura viral y un universo cinematográfico en expansión.


Entre clásicos, ecos y un título que carga historia

El nombre Los Ojos del Diablo no es nuevo en la historia del cine, pero Arasanz lo apropia desde una lectura contemporánea. Su película no pretende dialogar sólo con la tradición del exorcismo, sino con una época en la que los dispositivos personales, las transmisiones en vivo y los retos virales alteran la relación entre el horror y el público.

Con cámaras portátiles, un Bafomet inesperado y un cura-influencer enfrentando a una influencer poseída, el director propone un puente entre la tradición religiosa y las ansiedades digitales que definen al presente.