
Sólo 14.6 % de la población recibe alertas sísmicas efectivas. La falta de monitoreo estructural también deja al país expuesto a mayores daños. Las decisiones gubernamentales sobre prevención sísmica siguen siendo mínimas.
En México tiembla todos los días
En promedio, México experimenta más de 23,000 sismos al año. A diario, se registran entre 40 y 50 temblores. Aun así, el país opera con un sistema de alerta sísmica que se quedó en los años noventa. Solo 14.6 % de la población tiene acceso real a estos avisos. Las consecuencias pueden ser mortales y económicamente desastrosas.
Así lo advierte Jocelyn Vargas, CEO de Seismic AI, una plataforma que emplea inteligencia artificial y sensores avanzados para detectar sismos. “En un país donde más del 70 % de la población vive en zonas de riesgo sísmico, seguir confiando en una red fragmentada y desactualizada puede conllevar a grandes riesgos”, afirma.
Alertas que llegan tarde… o no llegan
El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX) cuenta con solo 97 sensores sísmicos en las regiones más activas del país. Sin embargo, sólo algunas ciudades reciben los avisos: Ciudad de México, Puebla, Acapulco, Chilpancingo, Morelia, Oaxaca, Toluca y Morelos.
Esto significa que más del 85 % de los habitantes en zonas de riesgo no tiene acceso a advertencias oportunas. Además, los errores son frecuentes: alertas que llegan tarde, no llegan o se emiten sin necesidad. ¿La causa? Un sistema que no ha sido modernizado tecnológicamente y que no utiliza algoritmos inteligentes para anticipar patrones o calcular correctamente la intensidad de un sismo.
Cada segundo cuenta… y cuesta
Según estudios del California Institute of Technology, un sistema de alerta temprana puede reducir entre 30 % y 80 % las muertes en zonas urbanas. Pero no sólo se trata de salvar vidas: también hay un beneficio económico significativo.
Cada segundo ganado puede significar cientos de millones de pesos salvados. En el sismo de 2017, los daños materiales superaron los 60 mil millones de pesos. Datos del Banco Mundial muestran que por cada dólar invertido en prevención se ahorran entre 4 y 7 dólares en reconstrucción.
“Un sistema inteligente puede anticiparse hasta 60 segundos antes del impacto. Eso es tiempo suficiente para evacuar escuelas, frenar trenes o cerrar válvulas de gas”, explica Vargas.
¿Y después del temblor?
Otro aspecto crítico que México sigue sin atender de forma masiva es el monitoreo estructural en tiempo real. Esta tecnología permite detectar daños o debilitamientos en edificios clave justo después de un sismo.
“Hoy seguimos enviando cuadrillas a revisar edificios tras un temblor, cuando podríamos saber en segundos si una estructura quedó comprometida. Sin monitoreo estructural, volamos a ciegas”, alerta Vargas.
¿Omisión técnica o falla ética?
La falta de una red moderna de alerta y monitoreo no se trata solo de una cuestión técnica. Según Vargas, es una falla ética y política. “En pleno 2025, con IA, sensores inteligentes y tecnología de bajo costo, no hay excusa válida para seguir reaccionando en lugar de anticiparse”, subraya.
Mientras el recuerdo del 19-S sigue presente en la memoria colectiva, las decisiones gubernamentales sobre prevención sísmica siguen siendo mínimas. Y eso, como advierte la especialista, cuesta vidas.