Nueva vida con pulmones nuevos

El trasplante de pulmón puede sumar años y mejor calidad de vida a pacientes con enfermedades respiratorias graves.

Cuando enfermedades como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el enfisema o la fibrosis pulmonar alcanzan etapas avanzadas, las opciones terapéuticas tradicionales pueden dejar de ser efectivas. En estos casos, el trasplante de pulmón se convierte en una alternativa que puede extender la vida y recuperar la independencia del paciente.

De acuerdo con el Dr. Maher Baz, neumólogo de trasplantes en Mayo Clinic, “entre el 30% y 40% de quienes requieren un trasplante pulmonar padecen EPOC en fase avanzada y necesitan atención centrada en la calidad de vida”.

El especialista destaca que, para muchos, el trasplante no sólo mejora la supervivencia, sino que permite una vida más activa al reducir —o incluso eliminar— la necesidad de oxígeno suplementario. “Creemos que su calidad de vida mejora significativamente. Pueden caminar más, salir, viajar… Y en ciertos casos, especialmente con fibrosis, podemos añadir varios años a su vida”, afirma.

Cambio radical

El trasplante pulmonar es una cirugía mayor y compleja, pero los beneficios pueden notarse en pocas semanas. “Transforma la vida. De estar atados al oxígeno y con dependencia física, pasan a una vida independiente y activa”, asegura el Dr. Baz.

Sin embargo, no todos son candidatos. La decisión depende de muchos factores médicos y personales, por lo que es esencial evaluar con el equipo médico cuál es la mejor opción para cada paciente.

Innovaciones que salvan vidas

Uno de los avances más relevantes en los últimos años es la técnica de perfusión pulmonar ex vivo (EVLP, por sus siglas en inglés). Consiste en colocar los pulmones donados en una máquina que los mantiene “respirando” fuera del cuerpo, permitiendo analizarlos durante varias horas para asegurar su viabilidad.

“Ponemos los pulmones en una máquina que los ventila, circulamos fluidos en ellos, los probamos por tres o cuatro horas y nos aseguramos de que estén en buenas condiciones”, explica Baz. Esta tecnología ha incrementado el número de órganos disponibles, reduciendo los tiempos de espera y aumentando las probabilidades de éxito.

Los avances en rehabilitación, tratamiento de infecciones, manejo del rechazo y cuidado personalizado han mejorado notablemente las tasas de supervivencia tanto a corto como a largo plazo.