
La adquisición de medicamentos por parte del gobierno federal ha quedado nuevamente en entredicho tras la revelación de presuntas irregularidades en el proceso de compra consolidada. Aunque las autoridades han insistido en la “transparencia” del esquema, las recientes denuncias sobre sobreprecios y la remoción de funcionarios de Birmex evidencian que los problemas de corrupción en el sector salud persisten.
La compra consolidada de 2,788 productos por 248 mil millones de pesos se presentó como un éxito al reportar un ahorro de 30 mil millones. Sin embargo, la asignación de 175 claves con costos inflados despertó sospechas. Se estima que estos sobreprecios alcanzaron los 13 mil millones de pesos, lo que llevó a una suspensión parcial del proceso para su revisión. La Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma), representada por Rafael Gual, descartó corrupción y atribuyó la situación a errores administrativos en Birmex, la paraestatal encargada de la distribución.
Ante las crecientes críticas, el gobierno separó a tres funcionarios de Birmex involucrados en las adjudicaciones irregulares y reforzó los mecanismos de control. Eduardo Clark, subsecretario de Integración y Desarrollo del Sector Salud, defendió el proceso asegurando que más del 95% de los medicamentos adquiridos no han presentado problemas. Sin embargo, esta declaración no disipa las dudas sobre la eficacia del modelo de compras implementado.
Las fallas en la compra consolidada no son un caso aislado. En 2021, Birmex adquirió medicamentos, incluidos sedantes y anestésicos, a precios desorbitantes, con sobreprecios de 8 a 10 veces por encima del costo normal. Estos medicamentos no llegaron a los hospitales y permanecieron almacenados, generando una pérdida millonaria para la paraestatal.
Y sigue la mata dando…
Además, en 2024, Birmex adjudicó contratos a empresas sin la capacidad técnica necesaria, lo que resultó en incumplimientos y retrasos en la entrega de medicamentos esenciales. Estos antecedentes reflejan una tendencia preocupante en la gestión de Birmex y subrayan la necesidad de reformas profundas para garantizar la transparencia y eficiencia en la adquisición de insumos médicos.
Este nuevo episodio de sobreprecios y sanciones a funcionarios subraya que la lucha contra la corrupción se queda en retórica mientras la administración de los recursos destinados a la salud pública siguen siendo botín de los bendecidos del sistema.