La ciberdelincuencia alcanzó niveles sin precedentes en 2024, con impactos devastadores sobre gobiernos, industrias y empresas de todos los tamaños. Según Cybersecurity Ventures, los costos asociados a estos ataques podrían alcanzar los 10.5 billones de dólares anuales para 2025, una cifra alarmante considerando que en 2015 eran apenas 3 billones. Este aumento refleja la creciente sofisticación de amenazas como el ransomware y las filtraciones de datos.
Cristina Carbajal, gerente general de Kingston México, destacó la vulnerabilidad de las pequeñas y medianas empresas (PYMEs). “La creencia de que sólo las grandes empresas son vulnerables es peligrosa. Las PYMEs manejan información sensible, y las consecuencias de un ciberataque pueden ser devastadoras para negocios de menor tamaño, que a menudo no tienen los recursos para recuperarse rápidamente”.
Un estudio reciente del Informe de Preparación para la Ciberseguridad de Hiscox 2023 respalda esta advertencia: el 41% de las pequeñas empresas en América Latina sufrió un ciberataque en 2023, un incremento respecto al 38% de 2022 y casi el doble del 22% registrado en 2021.
Medidas clave para enfrentar el riesgo
Para protegerse, Kingston recomienda adoptar soluciones avanzadas y enfoques integrales. Entre sus propuestas destacan:
- Automatización de procesos y evaluación de proveedores: Esto ayuda a identificar vulnerabilidades en cadenas de suministro.
- Almacenamiento encriptado y air-gapped: Soluciones como la familia de productos IronKey de Kingston ofrecen protección robusta, incluyendo USBs y SSDs con encriptación por hardware, autenticación estricta y mecanismos de autodestrucción en caso de intentos de acceso no autorizados.
- Asesoría especializada: Los ingenieros de Kingston ofrecen consultoría para identificar amenazas específicas y diseñar estrategias de ciberseguridad a medida.
Además de proteger los datos, la inversión en ciberseguridad refuerza la confianza de clientes y socios, protegiendo la reputación de las empresas. “Al asegurar la infraestructura digital, no solo se resguardan los datos, sino también la relación con los stakeholders”, enfatizó Carbajal.
Con estas estrategias, empresas de todos los tamaños pueden fortalecer su capacidad de respuesta frente a la creciente amenaza cibernética y garantizar la continuidad de sus operaciones en un entorno cada vez más digitalizado.