Protegerse contra el fraude digital no sólo es posible, sino esencial en un mundo donde la confianza es el pilar de las transacciones en línea.
Un reciente informe del Estado Global del Fraude de LexisNexis Risk Solutions destaca cómo los bancos y los comercios en línea pueden protegerse mejor contra el fraude mediante el uso de inteligencia compartida. Esta estrategia, que incluye la colaboración en datos digitales y señales de riesgo, está ayudando a las organizaciones a detectar fraudes más rápido y de manera más eficiente.
Por ejemplo, un banco global logró aumentar su capacidad de detección en 1700%, mientras que un emisor de tarjetas multiplicó su efectividad por 23 veces al usar redes colaborativas que comparten información sobre dispositivos, IPs y correos electrónicos sospechosos.
Además, la inteligencia artificial está transformando la manera en que operan los estafadores, facilitando ataques de phishing y deepfakes más sofisticados. Según el informe, los fraudes aumentaron un 19% en el último año, lo que afecta la confianza de los usuarios en los servicios digitales.
Stephen Topliss, vicepresidente de fraude e identidad en LexisNexis Risk Solutions, señaló que mientras los consumidores exigen servicios rápidos y cómodos, esto también puede abrir la puerta a más estafas. “La innovación tecnológica debe equilibrarse con la seguridad para mantener la confianza en el sistema”, afirmó.
El informe también subraya la importancia de prevenir identidades falsas o “sintéticas”, usadas para estafas. Estas tienen 20 veces más probabilidades de aparecer en múltiples solicitudes de crédito en un corto período y suelen carecer de parientes cercanos, una señal clave para identificarlas.
A pesar de los avances, solo el 60% de las empresas tienen sistemas antifraude en todos sus canales, y menos del 30% aprovechan iniciativas de intercambio de datos. Este retraso deja a los consumidores y las instituciones vulnerables.
Para los usuarios, el llamado es claro: priorizar contraseñas seguras, activar la autenticación en dos pasos y mantenerse alerta ante correos sospechosos. Las instituciones, por su parte, necesitan fortalecer sus sistemas de prevención y colaborar más en el intercambio de datos.