El Buen Fin 2025 dejó compras sólidas, pero también señales claras: desconfianza en precios, demandas de transparencia y un consumo cada vez más planeado.
El Buen Fin 2025 mantuvo su atractivo entre los compradores, pero dejó un mensaje claro: aunque la mayoría disfrutó de las promociones, persiste una desconfianza estructural hacia los precios y la autenticidad de los descuentos. Según el análisis más reciente de la Asociación de Internet MX, 86% de las personas se dijo satisfecha con las promociones, pero 64% cree que algunos comercios inflan precios antes del evento. Esa brecha entre satisfacción inmediata y sospecha estructural marcó el pulso de esta edición.
El interés tampoco cedió terreno. 85% ya había participado antes y 15% lo hizo por primera vez, confirmando que el fin de semana de rebajas sigue siendo un hábito de consumo arraigado.
Ofertas, necesidad y compra inteligente
Las motivaciones principales no sorprendieron: ofertas atractivas y la oportunidad de comprar algo necesario fueron los detonantes más frecuentes. La indulgencia fue minoritaria y el pago en efectivo quedó prácticamente desactivado como incentivo. Ese comportamiento, más racional que impulsivo, se reflejó en la planeación previa: búsqueda de promociones, comparación de precios y revisión de páginas de tiendas y marcas.
La omnicanalidad manda: se decide en digital, se compra en físico
Aunque 63% de las compras terminó en tiendas físicas, el estudio muestra que 66% investigó en línea antes de tomar una decisión. La jornada de compra —desde comparar precios hasta revisar reseñas o videos cortos— sucedió principalmente en internet.
Para las compras presenciales, los compradores valoraron ver, tocar y comprobar el producto. En línea, la comodidad, la variedad y la claridad de precios fueron los factores más importantes.
Descuentos directos: el rey de la edición 2025
En un entorno económico apretado, los consumidores prefirieron beneficios de impacto inmediato: el descuento directo fue la promoción más buscada, seguido de los meses sin intereses. El hallazgo es consistente: la gente quiere ahorrar, pero también quiere entender exactamente cuánto ahorra.
Esta necesidad de claridad impacta directamente en la percepción del evento. Solo la mitad creyó que las ofertas fueron mejores que en años anteriores; la otra mitad consideró que no hubo diferencia.
Sospechas y riesgos: la desconfianza como protagonista
La tensión más visible del Buen Fin 2025 fue la percepción de precios inflados. Para más de la mitad de los compradores, las ofertas no siempre parecen reales, y eso mina la credibilidad general del evento.
En el canal digital, el reto más grande no es la experiencia de compra, sino la seguridad. El temor a fraudes, filtración de datos bancarios, sitios falsos y phishing marcó la conversación. La demanda del público es clara: quieren políticas de devolución visibles, costos totales transparentes y señales inequívocas de seguridad.
Publicidad que sí influye —y la que no tanto
La televisión y Facebook se consolidaron como las principales vías para conocer promociones, pero la influencia real en la decisión de compra se inclinó hacia las redes sociales, donde TikTok e Instagram sobresalieron entre personas jóvenes. Las reseñas, por su parte, fortalecieron la sensación de compra informada.
Orgullo por lo hecho en México, aunque hace falta difusión
El sello Hecho en México generó emociones positivas —principalmente orgullo y confianza—, pero solo la mitad del público dijo conocerlo bien. Aun así, 75% señaló que compraría con mayor disposición productos que lo incluyeran, mostrando una oportunidad para quienes buscan destacar fabricación nacional durante el evento.
Por qué algunos no compraron
Las razones más citadas fueron contundentes: falta de dinero, no necesitar nada o no encontrar ofertas atractivas. El presupuesto familiar marcó límites claros y recordó que, para una parte significativa del público, el Buen Fin no es prioridad sino circunstancia.
Un futuro que exige transparencia y coherencia omnicanal
El estudio concluye que el crecimiento del Buen Fin dependerá de reforzar la confianza, mejorar la búsqueda digital, unificar precios e inventarios entre tiendas y plataformas, y comunicar descuentos verificables. Si el consumidor percibe claridad y seguridad, regresará. Si no, el evento corre el riesgo de volverse predecible y perder tracción.
