Cada tercer domingo de noviembre se conmemora a quienes perdieron la vida o quedaron marcados por siniestros viales; es hora de actuar para cambiar el rumbo.
El tercer domingo de noviembre de cada año se celebra el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, instancia decretada por la Organización de las Naciones Unidas en 2005 para rendir homenaje a quienes han muerto o sufrido lesiones graves en siniestros viales.
Esta jornada no sólo invita al recuerdo: pretende servir como impulso para que gobiernos, sociedad civil y ciudadanos asuman una responsabilidad compartida en la prevención de impactos vehiculares.
Panorama en México: víctimas, cifras y carga social
En México, los accidentes viales figuran como la cuarta causa de muerte, sólo por debajo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y tumores oncológicos.
Según datos oficiales para 2021, se registraron 340,415 accidentes de tránsito en zonas urbanas; de estos, 4,401 personas murieron en el sitio del accidente y 82,466 resultaron lesionadas.
Más aún: los fallecimientos se concentran en fin de semana (el domingo registró 22.8 % de los decesos) y entre las horas de 18:00 y 23:59, lo que evidencia patrones de riesgo.
En el plano global, cada año pierden la vida aproximadamente 1.25 millones de personas en siniestros viales y entre 20 y 50 millones quedan lesionadas o con discapacidad persistente.
No sólo fatalidad: discapacidad, rehabilitación y autonomía
Detrás de cada número hay una historia que cambia vidas. Las secuelas de un accidente van desde lesiones graves hasta amputaciones, discapacidad permanente y barreras en la reintegración laboral o social.
La historia de la paratleta Yaotzaneth “Yao” Díaz, atropellada en su adolescencia y hoy integrante de un equipo de básquetbol adaptado, ejemplifica ese tránsito de tragedia a esperanza. Su caso subraya la importancia de políticas públicas que contemplen no sólo la prevención, sino también la rehabilitación, la provisión de prótesis y la inclusión plena de personas con discapacidad.
Las empresas de tecnología médica que desarrollan prótesis o soluciones de movilidad desempeñan un papel relevante en esa cadena de apoyo, pero el Estado y la sociedad deben asegurar su accesibilidad.
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Las tres palancas del cambio: infraestructura, educación y políticas integradas
Para disminuir la incidencia y gravedad de los accidentes viales, es indispensable trabajar en tres frentes complementarios:
Infraestructura segura. Calles que protejan al peatón, rutas de tránsito segregadas para bicicletas, reductores de velocidad en zonas vulnerables y cruces bien señalizados.
Educación vial y cultura de prevención. Campañas que sensibilicen sobre el consumo de alcohol y drogas al volante, distracciones como el uso del móvil, así como el respeto al peatón y al ciclista.
Políticas públicas integradas. Regulaciones coherentes, sanciones efectivas, atención médica oportuna y mecanismos de rehabilitación que incluyan a sobrevivientes. Una medalla o ceremonia de recordación no basta: debe convertirse en un compromiso político y ciudadano tangible.
El llamado urgente: memoria con propósito
Este Día Mundial, la remembranza adquiere valor cuando se traduce en acción. Como señaló Mónica Guadalajara, country manager para México y Centroamérica de una empresa de movilidad, “recordar no es nostalgia: es la primera acción de prevención”.
El reto es inaplazable: cada vida salvada, cada discapacidad evitada, cada año de productividad recuperada, se transforma en bienestar colectivo. Que este día no quede sólo en el calendario, sino que sea el impulso para que la movilidad y la infraestructura vial en México avancen hacia una seguridad real y equitativa.
