Gato encerrado en el RUAC

El registro obligatorio de mascotas en CDMX levanta sospechas por exceso de datos personales y riesgo de filtraciones. ¿Protección animal o pretexto de vigilancia?


Desde su implementación en marzo de 2024, el Registro Único de Animales de Compañía (RUAC) ha sido presentado por el Gobierno de la Ciudad de México como un paso hacia el bienestar animal. Sin embargo, detrás de este sistema obligatorio —gestionado por la Agencia de Atención Animal (AGATAN)— crece el malestar ciudadano por la cantidad de datos personales exigidos y la falta de garantías sobre su seguridad.

¿Qué es el RUAC?

El RUAC pretende crear un censo de mascotas, facilitando su localización en caso de extravío, abandono o maltrato. Para ello, se solicita información detallada tanto del animal como del dueño: nombre completo, correo, teléfono, dirección, escolaridad, estado civil y tipo de vivienda, entre otros.

Este registro es obligatorio. No cumplir con él puede acarrear sanciones de hasta 3,365 pesos o incluso arresto de 36 horas. Además, los datos recabados se almacenan en una base centralizada con acceso para diversas dependencias locales, incluyendo alcaldías, la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la Fiscalía de la CDMX.

Exceso de información, escasez de seguridad

El problema no es la existencia del RUAC, sino la desproporción entre el objetivo (localizar o proteger animales) y los datos exigidos. ¿Qué relevancia tiene saber si una persona es casada, su escolaridad o su tipo de vivienda para atender a un perro extraviado?

En opinión de especialistas en ciberseguridad como Iván Villaseñor (@ivillasenor) y Víctor Ruiz (@victor_ruiz), la recolección excesiva de datos en un país con graves antecedentes de filtraciones masivas pone en riesgo a los ciudadanos. Y no se trata de una especulación.

En los últimos dos años, se han denunciado las siguientes brechas de seguridad:

  • Filtración de la nómina de más de 500,000 funcionarios de la CDMX.
  • Venta de bases de datos del padrón electoral con 90 millones de registros.
  • Filtración de credenciales del INE, datos de periodistas acreditados en Palacio Nacional y expedientes judiciales.

Ninguna de estas bases fue protegida con mecanismos robustos de ciberseguridad. Peor aún: muchas estaban completamente expuestas sin contraseña.

¿Qué puede pasar con los datos del RUAC?

Aunque no hay denuncias específicas de que el RUAC haya sido hackeado, su diseño lo hace vulnerable. La inclusión de datos personales junto con fotografías de mascotas podría facilitar fraudes, suplantación de identidad, campañas de acoso dirigidas o incluso extorsiones.

Además, el aviso de privacidad del RUAC menciona que los datos podrán usarse en “procesos jurisdiccionales” sin explicar cuáles, cómo ni quién decide su activación.

El INAI, ausente. El INFO CDMX, silencioso

Con la desaparición del Instituto Nacional de Transparencia (INAI) aún en disputa judicial y el escaso activismo del INFO CDMX, la supervisión de los datos personales en sistemas locales ha quedado en la incertidumbre. Esto refuerza la desconfianza ciudadana: ¿quién protege la privacidad ante un gobierno que exige tantos datos pero no responde por su cuidado?

Recomendaciones para ciudadanos en CDMX

  • Proporciona sólo lo necesario: omite datos como escolaridad o estado civil si la plataforma lo permite.
  • Utiliza correos y teléfonos secundarios: crea una cuenta específica para trámites oficiales no esenciales.
  • Monitorea tu registro: revisa con regularidad si tus datos han sido modificados o accedidos sin autorización.
  • Solicita transparencia: escribe a AGATAN (unidadtransparencia@atencionanimal.cdmx.gob.mx) o a INFO CDMX ( unidad.transparencia@infocdmx.org.mx) para conocer qué medidas de protección aplican.
  • Revoca tu consentimiento si es necesario: puedes hacerlo en cualquier momento contactando a la Unidad de Transparencia de la AGATAN.

¿Y si no quiero dar mis datos?

Algunos abogados especializados han planteado la posibilidad de promover amparos contra la entrega de datos no esenciales, como el estado civil o la escolaridad. También existe la opción de cumplir con el registro utilizando datos mínimos o alternativos, aunque no está claro si la plataforma permite dejar campos vacíos.

Mientras tanto, la obligatoriedad legal sigue vigente y podría generar sanciones a quienes no registren a sus mascotas.