Lo sostenible ya no es opcional

Douglas Wallace, Gerente de Ventas Distrital, América Latina y el Caribe (Excepto Brasil) en Pure Storage

Las olas de calor récord, la transición hacia vehículos eléctricos y el desencanto con cumbres globales como la COP29 marcan un punto de inflexión: la sostenibilidad ha dejado de ser una estrategia reputacional para convertirse en una exigencia social global. Independientemente de los vaivenes políticos, el mandato ambiental llegó para quedarse.

En 2025, el reto no es menor: compaginar el avance tecnológico con la preservación del entorno. Aunque potencias como Estados Unidos se han echado para atrás en compromisos federales, el resto del mundo acelera el paso. Ningún sector, industria o generación podrá evadir la responsabilidad.

No hay soluciones perfectas, pero sí urgentes
Las energías renovables —aunque imperfectas— son el primer paso. La nuclear, a pesar de ser baja en emisiones, conlleva residuos y una infraestructura costosa. La eólica, pese a sus beneficios, genera componentes que aún no pueden reciclarse. Pero esperar soluciones ideales es contraproducente: el planeta no puede darse ese lujo.

Lo importante es avanzar, reconocer fallos sin frenar el cambio. No hacer nada es la peor opción.

COP29: una gran oportunidad perdida
La cumbre de Bakú dejó un sabor amargo. La promesa de 300 mil millones de dólares para los países en desarrollo palidece frente a los 1.3 billones que requieren. Tampoco se establecieron mecanismos claros para alinear a las industrias con objetivos climáticos.

La lección para las empresas es clara: lo que importa no son los discursos inspiradores, sino las acciones concretas y medibles. La sostenibilidad se construye con hechos, no con buenas intenciones.

La presión generacional ya está aquí
La Generación Z exige coherencia. Según Deloitte, el 44 % de sus integrantes ha rechazado empleos por razones éticas, y más de la mitad impulsa activamente la acción climática en sus lugares de trabajo. Pero esta no es solo su lucha. Es una carga compartida con quienes hoy detentan el poder.

Tecnología: fin del pase libre
El sector de tecnologías de la información ha evitado el escrutinio durante años, pero eso está cambiando. Según la Agencia Internacional de Energía, podría consumir más del 10 % de la electricidad global para 2030. La demanda que genera la inteligencia artificial no hace sino agravar la situación.

Las empresas tecnológicas deben tomar la delantera: adoptar soluciones energéticamente eficientes, invertir en renovables y educar a los usuarios sobre el verdadero costo ambiental de sus decisiones digitales.

En un planeta de recursos finitos
La presión sobre la infraestructura energética aumenta con cada nuevo vehículo eléctrico o centro de datos. La ilusión de los recursos infinitos debe ser abandonada. Si no hay cambios drásticos, las industrias enfrentarán interrupciones reales.

Pero hay esperanza. La innovación, la educación y la eficiencia pueden construir un camino más resiliente.

¿Qué pueden hacer las empresas desde hoy?
Tres líneas de acción claras:

  • Invertir en I+D para crear tecnologías más limpias.
  • Educar a empleados y consumidores sobre el impacto ambiental.
  • Optimizar recursos eliminando procesos ineficientes.

Cada paso cuenta. Y el tiempo para actuar es ahora. En el futuro, la verdadera pregunta será: ¿por qué no lo hicimos cuando aún podíamos?