“Jóvenes construyendo el futuro”: ¿apoyo, mano de obra barata o estrategia política?

¿Puente hacia un mejor futuro o una herramienta política disfrazada de política pública? La respuesta depende de los ajustes que se hagan en su implementación y enfoque.

El programa Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF), una de las políticas sociales emblemáticas del Gobierno de México, supuestamente busca atender el desempleo juvenil al capacitar a jóvenes de entre 18 y 29 años que no estudian ni trabajan. A través de una beca mensual de 8,480 pesos y la vinculación con centros de trabajo, el programa se presenta como una apuesta para reducir las brechas de acceso al empleo, pero su funcionamiento en la realidad plantea dudas sobre su efectividad y propósito.

“El programa, Jóvenes Construyendo el Futuro, es el más importante porque se fomenta el trabajo y reciben un pago mensual. El 70% se quedan en el trabajo”: Ariadna Montiel, secretaria del Bienestar. Azucena Uresti (X @Azucenau).

Capacitación insuficiente y supervisión deficiente

Una de las críticas más recurrentes hacia JCF es la calidad de la capacitación que ofrecen algunos centros de trabajo. Existen numerosos reportes que indican que los jóvenes son utilizados como mano de obra barata, asignados a tareas simples o repetitivas sin un vínculo real con su desarrollo profesional. Esta situación contradice los objetivos del programa y pone en evidencia la falta de supervisión por parte de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).

Además, la evaluación de los aprendices y la verificación de las actividades realizadas por los centros de trabajo son áreas donde el programa ha mostrado deficiencias. Esta falta de control debilita su impacto y fomenta el escepticismo respecto a su capacidad para generar cambios reales en la empleabilidad juvenil.

Una de las prácticas más preocupantes reportadas en el programa Jóvenes Construyendo el Futuro es el manejo indebido del apoyo económico por parte de algunos centros de trabajo. En lugar de entregar la totalidad de la beca a los beneficiarios, como establece el programa, existen casos donde los tutores exigen una parte del dinero o llegan a acuerdos para repartirse el monto asignado. Estas prácticas no solo vulneran los derechos de los jóvenes participantes, sino que también distorsionan el propósito del programa, al convertirlo en una herramienta para el beneficio económico de terceros en lugar de un mecanismo para el desarrollo laboral y personal de los beneficiarios.

“Si el 70% de los beneficiarios de Jóvenes Construyendo el Futuro (2,065,000) obtienen empleo al terminar ¿por qué solamente se crearon EN TOTAL 213,000 empleos en 2024?” Carlos López Jones (X @Carloslopezjone).

¿Desarrollo laboral o estrategia política?

Otra crítica importante al programa es su posible uso con fines políticos. Al otorgar apoyo económico directo a jóvenes en situación de vulnerabilidad, el gobierno, más que buscar soluciones sostenibles, consolida una base electoral . En un contexto donde los programas sociales han sido utilizados históricamente como herramientas políticas, esta percepción no es menor.

La dependencia económica que genera el programa en sus beneficiarios, especialmente en comunidades con escasas oportunidades laborales, alimenta la idea de que JCF está más orientado a captar votos que a transformar estructuralmente el panorama del empleo juvenil. Esto se agrava al considerar que los empleos logrados tras el programa suelen ser informales o precarios, lo que no resuelve de fondo el problema del desempleo juvenil.

Sostenibilidad financiera y desafíos estructurales

Con el aumento del monto de las becas en 2025, la viabilidad financiera del programa también ha sido cuestionada. ¿Será posible mantener un esquema de esta magnitud sin comprometer otras prioridades del gasto público? Este es un punto crítico en un país que enfrenta limitaciones presupuestarias y desafíos económicos complejos.

Por otro lado, el programa simula atacar los síntomas del desempleo juvenil, pero realmente no se enfoca en sus causas estructurales. Problemas como el bajo crecimiento económico, la informalidad laboral y la falta de diversificación económica requieren soluciones integrales que trasciendan el alcance de JCF.

¿Un cambio necesario?

Jóvenes Construyendo el Futuro puede tener buenas intenciones, pero sus resultados reales muestran importantes áreas de mejora. La falta de supervisión, la calidad variable de la capacitación y su uso político debilitan su capacidad para generar un cambio significativo en la vida de los jóvenes mexicanos. Para cumplir verdaderamente con sus objetivos, el programa requiere un rediseño integral que garantice transparencia, impacto real y sostenibilidad a largo plazo.