Nuevo modelo de vinculación entre ciencia e industria busca acelerar soluciones reales ante retos económicos, ambientales y sociales.

Daniel Alberto Jacobo Velázquez
Dr. Daniel Alberto Jacobo Velázquez

La discusión sobre el futuro económico de México se está desplazando de los foros políticos a un terreno más concreto: la colaboración estratégica entre laboratorios universitarios y plantas productivas. En un entorno global presionado por disrupciones tecnológicas, crisis climáticas y crecientes demandas de sostenibilidad, la ingeniería y las ciencias están asumiendo un papel central para el desarrollo nacional.

Según plantea Daniel Alberto Jacobo Velázquez, decano asociado de Investigación y Posgrados Científicos de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, México atraviesa un punto de inflexión. Para las universidades con vocación científica, la publicación académica sigue siendo importante, pero ya no puede ser el objetivo final. “El valor de la investigación debe trasladarse del laboratorio al impacto en la vida real”, señala el académico, subrayando que el país necesita fortalecer capacidades nacionales y formar líderes con visión global para responder a desafíos sociales, económicos y ambientales.

Innovación real: de los laboratorios a la industria

El planteamiento es claro: México debe consolidar plataformas incluyentes que unan talento, tecnología y experiencia para acelerar soluciones aplicadas en sectores críticos. La ingeniería aplicada no sólo aumenta la eficiencia industrial y atrae inversión extranjera, también aporta mecanismos concretos para enfrentar problemas urgentes.

En esta ruta, se reconoce la pertinencia de alinearse con la visión del gobierno federal. El titular de la Secretaría de Economía, Marcelo Ebrard, ha expresado que la innovación tecnológica es el camino para transformar a la sociedad y disminuir la pobreza. Para el Tec, impulsar la innovación requiere del trabajo conjunto entre academia, empresas, gobierno y especialistas globales, especialmente en temas como estrés hídrico, cambio climático, movilidad inteligente, salud digital y agricultura sostenible.

Cuatro prioridades estratégicas

El análisis identifica áreas críticas donde México deberá concentrar esfuerzos para fortalecer su resiliencia y competitividad en las próximas décadas:

1. Salud y bienestar

Promover tecnologías médicas que amplíen el acceso equitativo a la salud, con énfasis en prevención y diagnóstico temprano. La meta es atender los desafíos sanitarios de manera proactiva.

2. Sostenibilidad y ambiente

Impulsar biotecnología, energías limpias y modelos de gestión eficiente de recursos que disminuyan el impacto ambiental y fomenten la economía circular.

3. Transformación industrial

Integrar manufactura avanzada, automatización, Inteligencia Artificial y nuevos materiales que mantengan a la industria mexicana en la frontera tecnológica.

4. Desarrollo económico

Asegurar que la investigación se traduzca en valor tangible mediante una transferencia tecnológica efectiva hacia gobierno y empresas.

Equipos multidisciplinarios para retos complejos

Las universidades ya están moviéndose en esa dirección. Un ejemplo es el Research Link Day, realizado en noviembre en el Campus Ciudad de México del Tecnológico de Monterrey, donde investigadores y líderes empresariales exploraron necesidades tecnológicas y posibles rutas de innovación abierta. La conclusión fue directa: la ingeniería del futuro dependerá de enfoques multidisciplinarios capaces de generar impactos sociales, ambientales y económicos.

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Entre los casos presentados se destacó la colaboración entre Nestlé, el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas de Suiza y el Tecnológico de Monterrey. Allí, investigadores desarrollan soluciones para reducir a la mitad las emisiones del sector lácteo mediante innovación en alimentos para ganado, biomoléculas, manejo de estiércol y tecnologías accesibles para pequeños productores. El proyecto aborda simultáneamente sostenibilidad ambiental, seguridad alimentaria, pobreza rural y salud pública.

El imperativo de la ingeniería aplicada

La postura es firme: México debe abandonar la idea de la ingeniería como disciplina aislada. La investigación aplicada es vista como la mejor inversión hacia un desarrollo económico más inteligente, eficiente y sostenible.

El Tecnológico de Monterrey reafirma su compromiso con un modelo donde generar conocimiento no basta: ese conocimiento debe activarse para mejorar la productividad nacional, fortalecer capacidades industriales y elevar la calidad de vida. En un mundo marcado por crisis climáticas, desafíos sanitarios y cambios tecnológicos vertiginosos, la apuesta es clara: impulsar proyectos que transformen vidas y aporten innovación significativa para México y el mundo.