La gripe no es sólo un resfriado: la infección por virus de la influenza multiplica el riesgo de eventos cardiovasculares graves como infarto o insuficiencia cardíaca.
Influenza: desencadenante silencioso de eventos cardíacos
La infección por el virus de la influenza representa una amenaza mayor para quienes tienen problemas cardiacos o factores de riesgo, pero también para personas aparentemente sanas. Estudios recientes muestran que un episodio de influenza puede activar eventos cardiovasculares, como infarto agudo de miocardio o insuficiencia cardíaca aguda.
De acuerdo con investigaciones internacionales, la probabilidad de un evento aterotrombótico se multiplica durante las dos primeras semanas posteriores a la infección en mayores de 50 años, permaneciendo elevada incluso meses después. Autoridades sanitarias de referencia mundial señalan que uno de cada ocho adultos hospitalizados por influenza presentó complicaciones cardíacas graves, como insuficiencia cardíaca o enfermedad isquémica aguda.
¿Por qué aumenta el riesgo? Mecanismos en juego
La relación entre influenza y eventos cardíacos puede explicarse a través de varios mecanismos:
- La infección provoca una respuesta inflamatoria sistémica, lo cual puede inestabilizar placas ateroscleróticas y desencadenar su ruptura.
- Aumenta el esfuerzo del corazón: fiebre, taquicardia, menor oxigenación y mayor demanda metabólica.
- Se genera una mayor tendencia a la formación de coágulos (hipercoagulación) y cambios en la presión sanguínea y el flujo.
- En personas con enfermedades crónicas, como hipertensión, diabetes o cardiopatías, la capacidad de compensación es menor, lo que hace más probable el desate de una complicación.
Cifras que asustan
Un estudio que analizó más de 23 mil casos de influenza y vinculó los datos con infartos halló que en la primera semana tras la infección el riesgo de infarto era seis veces mayor que en un periodo control.
Otras revisiones muestran que las personas mayores de 50 años con influenza leve duplican su riesgo de infarto o accidente cerebrovascular; en los casos severos o con comorbilidades, el riesgo puede cuadruplicarse.
Además, estudios poblacionales recientes reportan que los pacientes hospitalizados por influenza tienen un riesgo acumulado de complicaciones cardiovasculares de hasta 16 % al año, frente a 3 % en quienes fueron hospitalizados por otras causas.
Vacunación: clave para cortar la cadena del riesgo
Dado que la infección por influenza puede precipitar eventos cardiovasculares, prevenir la infección se convierte en una estrategia crucial para reducir la carga de enfermedad cardíaca.
Meta-análisis clínicos señalan que la vacunación contra influenza se asocia con una reducción de hasta 26 % en infartos y 33 % en muertes cardiovasculares en pacientes con cardiopatía.
Desde una perspectiva médica integral, la vacunación forma ya parte de las recomendaciones para personas con hipertensión, diabetes o enfermedad cardiovascular, como una herramienta complementaria al control de estos padecimientos.
Implicaciones para México y la prevención integral
En México, donde las enfermedades cardiovasculares constituyen una de las principales causas de mortalidad, la intersección con la influenza plantea un reto de salud pública aún mayor. La prevención debe contemplar no solo el control tradicional de factores de riesgo (como hipertensión o dislipidemia), sino también el fortalecimiento de la vacunación y la vigilancia de infecciones respiratorias.
Los profesionales de salud pueden desempeñar un papel clave al explicar a sus pacientes los vínculos entre gripe y corazón, recomendar la vacuna antigripal en grupos de riesgo y reforzar hábitos de vida saludable que disminuyen tanto el riesgo cardiovascular como el de infección.
Disparador
La influenza no debe tratarse como un malestar pasajero. Para quienes tienen factores de riesgo cardiovascular o una enfermedad previa del corazón, puede convertirse en el disparador de un evento grave. Vacunarse, mantenerse activo, controlar la presión arterial, el azúcar en sangre y el colesterol, son acciones que, al combinarse, pueden evitar que una gripe banal termine en una crisis cardiaca.
