Así te protegen tus rastros digitales

El rastro digital puede ayudar a detectar fraudes en tiempo real sin afectar la experiencia del cliente.


El fraude digital: una amenaza constante

El fraude digital en México ha escalado con fuerza. En los últimos años, más de 13 millones de mexicanos han sido víctimas de delitos cibernéticos y las pérdidas superan los 20 mil millones de pesos anuales. De acuerdo con el estudio El verdadero costo del fraude en América Latina de LexisNexis® Risk Solutions, más de la mitad de las empresas mexicanas reportó un incremento en los fraudes y por cada peso perdido enfrentan un costo total de 4.08 veces ese valor nominal.

En la banca, los fraudes digitales superan los seis mil casos por cada cien mil habitantes, desplazando incluso al robo en la vía pública. Durante campañas comerciales como el Hot Sale, las autoridades reportan repuntes en páginas falsas, suplantaciones y fraudes de compra. El fenómeno es ya una crisis silenciosa que exige nuevas estrategias.


Qué son los rastros digitales y por qué importan

Según Maanas Godugunur, director senior de fraude e identidad en LexisNexis® Risk Solutions, los rastros digitales —las huellas que dejamos al usar dispositivos, apps, pagos o ubicaciones— son hoy una herramienta clave para distinguir a los clientes reales de los estafadores.

Un ejemplo simple: si una persona inicia sesión en su banca móvil desde su teléfono habitual en Ciudad de México y, de pronto, alguien intenta ingresar desde otro estado o país con un dispositivo desconocido, esa discrepancia puede activar alertas de seguridad.

Godugunur señala que al combinar datos de dispositivo, comportamiento y ubicación, las empresas pueden construir un perfil digital único que les permite reaccionar en tiempo real sin afectar la experiencia del usuario. Incluso cuando un cliente es nuevo, la combinación de datos con redes de información compartida entre empresas ayuda a detectar riesgos en operaciones aparentemente legítimas.

“Se trata de ofrecer un acceso inteligente: fluido para quienes son confiables, cauteloso para los que no lo son”, resume el especialista.


Estafadores más hábiles, fraudes más humanos

Las tácticas de los estafadores también evolucionan. Ya no dependen sólo de bots automatizados: ahora utilizan phishing dirigido, ingeniería social y llamadas falsas que simulan procesos legítimos para engañar a usuarios y empleados.

La IA generativa ha facilitado la creación de scripts que imitan el comportamiento humano en operaciones de banca en línea o comercio electrónico. Esto complica diferenciar entre una actividad genuina y un ataque sofisticado.

El fraude transfronterizo agrava el escenario: credenciales robadas o identidades falsas cruzan fronteras y se utilizan en diferentes plataformas. Lo que comienza como un ataque a un sitio de comercio puede afectar al día siguiente a un banco o una fintech.

En México, los intentos de infiltración crecieron más de 60 % y los casos de suplantación de identidad aumentaron 84 % durante el último año. Las estafas por “paquetería fantasma” —que simulan entregas inexistentes y piden pagos o códigos de verificación— subieron 222 % solo en Ciudad de México.


Inteligencia global y seguridad multicapa

Para LexisNexis® Risk Solutions, el combate al fraude debe basarse en tres pilares:

  1. Inteligencia compartida
    Las redes criminales operan sin fronteras; por ello, las empresas deben compartir información y patrones de riesgo. Lo que ocurre en un país puede anticipar amenazas en otro.
  2. Modelos multicapa
    Ninguna señal aislada es suficiente. Se requieren datos de dispositivos, comportamiento, ubicación, correo electrónico y contexto transaccional para detectar anomalías con precisión.
  3. Adaptabilidad y escalabilidad
    Los sistemas deben actualizarse rápido. Las estrategias fijas se vuelven obsoletas frente a ataques que cambian cada semana.

La inteligencia de comportamiento —que analiza la forma de escribir o de tocar la pantalla— ayuda a validar la identidad genuina del usuario. Combinada con datos de geolocalización y uso del dispositivo, permite detectar intentos de fraude sin interrumpir la experiencia del cliente legítimo.


El contexto mexicano

Ejemplos concretos muestran cómo estas estrategias ya funcionan en el país:

  • Banca móvil: si un cliente intenta acceder desde un modelo de teléfono o ubicación inusual, el sistema puede pedir verificación adicional.
  • Comercio electrónico: una compra costosa desde una dirección distinta a la habitual puede activar un control de identidad antes de aprobar el pago.
  • Pagos digitales: al combinar IP, geolocalización y patrón de uso, las fintech pueden prevenir transacciones falsas sin necesidad de bloquear a los clientes frecuentes.
  • Entrega de productos: un pedido sospechoso con datos inconsistentes puede compararse con bases de fraude compartidas y evitar la pérdida antes de que ocurra.

En todos los casos, los rastros digitales ayudan a tomar decisiones rápidas y proporcionales al nivel de riesgo.


Seguridad sin sacrificar la experiencia

Uno de los mayores retos es equilibrar la protección con la comodidad. Las medidas excesivas pueden frustrar al cliente legítimo, mientras que la falta de controles abre puertas al fraude.

Godugunur subraya que el enfoque basado en rastros digitales permite un balance natural: reconocer automáticamente a usuarios confiables y exigir pasos extra solo a quienes generan señales de riesgo.

Las empresas que aplican esta estrategia reducen falsos positivos, refuerzan la lealtad del cliente y conservan la agilidad que exige el mercado digital mexicano.


Finalmente, el fraude no desaparecerá, pero las defensas sí pueden evolucionar. Con los rastros digitales como escudo, las empresas mexicanas tienen hoy una oportunidad real para anticipar riesgos y fortalecer la confianza.


La propuesta de LexisNexis® Risk Solutions es clara: adaptarse es sobrevivir. El futuro de la seguridad digital dependerá de qué tan bien aprendamos a leer las señales que dejamos al navegar.

  • LexisNexis Risk Solutions – “Cada peso perdido por fraude en México le cuesta a las empresas 4.08 veces más” (2024)
  • El País – “Más de 13 millones de víctimas por fraudes cibernéticos en México” (2025)
  • El Economista – “Fraudes bancarios crecen a la par que hay más transacciones digitales” (2024)