Atropellos y amputaciones: la otra cara del tránsito

Los atropellamientos en México dejan miles de víctimas con lesiones graves y amputaciones. Historias como la de Yao Díaz muestran resiliencia y esperanza.

Peatones, los más vulnerables

De acuerdo con el Reporte Trimestral de Hechos de Tránsito (enero-marzo 2025) de la Secretaría de Movilidad de la CDMX, los automóviles particulares son responsables del 63% de los atropellamientos. Les siguen motocicletas, vehículos pesados, autobuses y microbuses; al final se ubica el Metrobús.

Fuera de la capital, los accidentes también ocurren en vías de tren, donde peatones, motociclistas y ciclistas aparecen entre las principales víctimas de atropellamiento.

“Cada día, miles de personas en México salen a caminar por avenidas, calles y barrios… todos tenemos el derecho de llegar a nuestro destino sanos y salvos. De allí que Ottobock México haga un llamado a prevenir los accidentes viales”, señaló Mónica Guadalajara, responsable para Ottobock México, Centroamérica y el Caribe.


Atropellamientos y discapacidad

Los atropellos tienen un vínculo estrecho con la discapacidad permanente. Una amputación traumática —ya sea de dedo, pierna, brazo o pie— cambia para siempre la vida de una persona.

La Organización Mundial de la Salud calcula que 20 a 50 millones de personas sufren cada año traumatismos no mortales pero discapacitantes a causa de accidentes vehiculares.

En México, la Academia Nacional de Medicina estima que se realizan 75 amputaciones diarias, muchas de ellas derivadas de atropellamientos, accidentes laborales, caídas, explosiones o manejo de maquinaria pesada.


El caso de Yao Díaz

A los 20 años, Yaotzaneth “Yao” Díaz fue atropellada por un autobús. Tras varias cirugías, el dolor crónico en su pierna izquierda la llevó a solicitar la amputación.

“Desde entonces, ‘mi patita de pirata’ me acompaña en este nuevo andar”, cuenta la joven, hoy deportista de basquetbol adaptado y usuaria de prótesis Ottobock.

Su historia es una lección de resiliencia: “El accidente cambió mi cuerpo, mi forma de caminar, de pensar y de moverme, pero hoy más que nunca disfruto la vida. Trabajo, viajo, bailo y corro. Soy independiente y plena”.