
La llegada de la primavera no sólo se anuncia con flores y clima templado, sino también con estornudos, congestión y ojos llorosos para millones de personas que sufren alergias estacionales, especialmente al polen. La llamada fiebre del heno, o rinitis alérgica, puede confundirse fácilmente con un resfriado, pero tiene sus propias características y formas de tratamiento.
La Dra. Arveen Bhasin, experta en alergias e inmunología de Mayo Clinic, explica que quienes son propensos a las alergias desarrollan un anticuerpo llamado IGE, que reacciona ante ciertos alérgenos. Al estar expuestos, el cuerpo libera histamina, lo que desata los molestos síntomas.
“Lo primero es controlar la exposición”, sugiere la especialista. Algunas medidas prácticas incluyen mantener cerradas las ventanas en casa, el coche y el trabajo, especialmente en días secos y ventosos. En lugar de ventilar, recomienda usar aire acondicionado para recircular aire limpio.
Para quienes ya saben que sufrirán durante esta temporada, la Dra. Bhasin recomienda comenzar el tratamiento unas semanas antes. “El tratamiento de primera línea son los antihistamínicos orales, que ayudan con la picazón, el escurrimiento nasal y los estornudos. El aerosol nasal se enfoca más en la congestión”, detalla.
Además, el lavado nasal con soluciones salinas puede ser un gran aliado. Eso sí, es importante usar agua destilada, estéril, hervida (y enfriada) o filtrada con filtros de poro de 1 micrón o menos, para evitar infecciones. Los envases deben lavarse con agua caliente y jabón tras cada uso, y dejarse secar al aire. No deben compartirse.
Si a pesar de estas medidas los síntomas persisten, es momento de acudir al especialista. “La mejor ocasión para ver a un alergólogo es cuando ya se han intentado los controles ambientales y medicamentos de venta libre, pero los síntomas continúan”, concluye la Dra. Bhasin.