Carreteras de México: un viaje peligroso

Guillermo Aguilera L.

El incremento del tránsito vehicular durante las vacaciones de invierno no sólo representa una oportunidad para el turismo y el reencuentro familiar, sino también expone las deficiencias estructurales y de seguridad en las carreteras mexicanas. Mientras organismos como CAPUFE estimaron una afluencia diaria de 1.3 millones de cruces para este periodo, los ciudadanos enfrentaron un panorama crítico: vialidades deterioradas y falta de mantenimiento, consecuencias directas de una política de austeridad mal aplicada por el gobierno federal.

Entre baches y riesgos

Las cifras son contundentes. Según la Secretaría de Salud, durante el invierno de 2022, más de 7,000 accidentes automovilísticos se registraron en el país, un incremento del 15% en comparación con el año anterior. Las principales causas: exceso de velocidad, falta de mantenimiento vehicular y conducción bajo los efectos del alcohol. Pero detrás de estas estadísticas también se esconde una realidad evidente: las carreteras mexicanas son un peligro latente.

El deterioro de las vialidades, agravado por presupuestos reducidos en mantenimiento, es un factor que no se puede ignorar. A pesar de ser una pieza clave para el desarrollo económico y social, las carreteras del país muestran baches, señalización inexistente y áreas sin iluminación adecuada, lo que multiplica el riesgo de incidentes.

Costos humanos y económicos

“Contar con un seguro vehicular adecuado es esencial, no sólo por ley, sino porque los accidentes generan gastos significativos y problemas legales”, comentó Víctor Reyes, director de AARCO. Sin embargo, incluso los mejores seguros no pueden contrarrestar el impacto de las malas condiciones de las vías.

A esta problemática se suma la inseguridad que predomina en ciertas regiones. Asaltos en carretera y robo de vehículos son una constante, lo que obliga a los viajeros a planificar sus trayectos con cautela. Si bien expertos como Edgar Aragón, de TIP México, recomiendan realizar inspecciones mecánicas antes de viajar, este esfuerzo individual contrasta con la negligencia gubernamental en asegurar carreteras transitables y seguras.

Austeridad mal entendida

La política de austeridad ha golpeado áreas críticas como la infraestructura carretera. Mientras los recursos se destinan a megaproyectos emblemáticos, como el Tren Maya, el mantenimiento básico de las vialidades ha quedado relegado. La falta de inversión en esta área no sólo afecta la seguridad de los conductores, sino que incrementa los costos de transporte y afecta el turismo, un motor económico vital en temporada alta.

¿Viajar o arriesgarse?

A pesar de las recomendaciones de expertos y el aumento en la contratación de seguros –que según la AMIS ha crecido un 35% anual–, el estado actual de las carreteras obliga a preguntarse: ¿hasta cuándo los mexicanos deberán asumir individualmente la responsabilidad que corresponde al gobierno?

El desafío de viajar en México durante las vacaciones de invierno no debería centrarse en esquivar baches o planificar rutas seguras para evitar zonas peligrosas. Se necesita una estrategia integral que priorice la inversión en infraestructura y la seguridad vial, dejando de lado decisiones políticas que afectan directamente a los ciudadanos.

México merece carreteras a la altura de sus necesidades. Mientras tanto, viajar sigue siendo, para muchos, un acto de valentía.