La utilización de estas sustancias en la atmósfera es un tema controvertido y aún se encuentra en debate en la comunidad científica y ambientalista.
Las Secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural, así como la de la Defensa Nacional (Sedena), lanzaron el proyecto “bombardeo de nubes”, del 28 de marzo al 7 de mayo de este 2023, con la finalidad de mitigar la sequía que vive el Valle de México. Las autoridades explicaron que el bombardeo de nubes se realiza a través de una aeronave King Air 350i perteneciente a la Fuerza Aérea Mexicana.
El programa busca estimular las lluvias en el Sistema Cutzamala, Valle de Bravo y El Bosque, además de, dijeron, incrementar hasta un 25 por ciento la captación de agua de lluvia. Pero, ¿realmente funciona? ¿Qué tan seguro es hacer esto?
Tema controvertido
El bombardeo a las nubes, también conocido como siembra de nubes, es una técnica que ha sido utilizada en algunos lugares para intentar provocar lluvia artificialmente. Sin embargo, su efectividad es un tema controvertido y su éxito puede variar dependiendo de diversos factores.
La siembra de nubes generalmente implica la dispersión de sustancias químicas o materiales en las nubes con el objetivo de estimular la formación de gotas de agua o cristales de hielo, lo que podría llevar a la precipitación de lluvia o nieve.
Hay estudios e investigaciones que sugieren que la siembra de nubes puede tener un efecto positivo en la inducción de lluvia en ciertas condiciones y en ciertas regiones. Sin embargo, la cantidad y la calidad de la lluvia generada por la siembra de nubes son difíciles de medir y evaluar de manera precisa. Además, hay muchos factores que influyen en la formación de lluvia, como la humedad, la temperatura y el tamaño de las nubes, que pueden afectar la efectividad de la siembra de nubes.
En algunos lugares, la siembra de nubes se ha utilizado como una estrategia para enfrentar la escasez de agua o para mitigar los efectos de la sequía, pero su efectividad y viabilidad a largo plazo son temas de debate. Además, también existen preocupaciones ambientales y de salud relacionadas con la dispersión de sustancias químicas en la atmósfera.
Efectos negativos
La dispersión de sustancias químicas en la atmósfera puede tener varios efectos negativos, incluyendo:
Contaminación del aire: dispersar sustancias químicas en la atmósfera puede aumentar la concentración de contaminantes en el aire, lo que puede tener efectos negativos en la calidad del aire y la salud de las personas que lo respiran.
Daño a la vida silvestre: dependiendo de las sustancias químicas utilizadas, la dispersión en la atmósfera puede tener efectos perjudiciales en la vida silvestre, como la contaminación de cuerpos de agua o la degradación de hábitats naturales.
Alteración del clima: la dispersión de sustancias químicas en la atmósfera también puede tener efectos negativos en el clima, ya que puede afectar los patrones de lluvia, la formación de nubes y la temperatura del aire, lo que puede tener consecuencias para la agricultura, la disponibilidad de agua y otros sistemas naturales.
Sustancias químicas
En cuanto a las sustancias utilizadas para sembrar nubes, algunas de las más comunes son:
Yoduro de plata: se utiliza para sembrar nubes y estimular la formación de cristales de hielo, que a su vez pueden generar precipitación en forma de lluvia o nieve.
Urea: se emplea para aumentar la concentración de núcleos de condensación en las nubes, lo que puede ayudar a la formación de gotas de agua y la generación de precipitación.
Sales de sodio: se utilizan para sembrar nubes y promover la formación de gotas de agua, lo que puede estimular la generación de lluvia.
Es importante tener en cuenta que la dispersión de sustancias químicas en la atmósfera debe llevarse a cabo de manera responsable y regulada, para minimizar los posibles efectos negativos en el ambiente y la salud humana.