Entender la enfermedad inflamatoria intestinal

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es una condición crónica que afecta el tracto gastrointestinal y engloba dos trastornos principales: la colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn. Aunque comparten procesos inflamatorios similares, presentan diferencias en su impacto. Mientras la colitis ulcerativa afecta el revestimiento superficial del colon y recto, la enfermedad de Crohn puede dañar capas más profundas del tracto digestivo, desde la boca hasta el ano, siendo más común en el intestino delgado y el colon.

Los síntomas más habituales incluyen diarrea, dolor abdominal y sangrado en las heces. Otros signos pueden ser fatiga, fiebre, pérdida de peso involuntaria y dolor en las articulaciones. Además, algunas personas desarrollan manifestaciones extraintestinales que afectan órganos como los ojos, la piel, las articulaciones o el hígado.

Diagnóstico y tratamiento
La mayoría de los casos se diagnostican antes de los 30 años, aunque algunas personas no presentan síntomas hasta después de los 50. El diagnóstico implica una evaluación exhaustiva por parte de un médico, generalmente a través de una colonoscopía con biopsias para confirmar la enfermedad.

Actualmente, no existe cura para la EII, pero los tratamientos buscan alcanzar la remisión mediante opciones médicas, quirúrgicas y dietéticas personalizadas. Es fundamental tratar la inflamación para evitar complicaciones como el cáncer de colon o las obstrucciones intestinales.

El papel de la dieta
Aunque no hay una dieta específica para la EII, se recomienda evitar alimentos procesados e incorporar una alimentación rica en antioxidantes y antiinflamatorios. La dieta mediterránea, que prioriza frutas, verduras, granos integrales, pescado y aceite de oliva, es una opción destacada. Según el gastroenterólogo Victor Chedid, del Mayo Clinic en Rochester, esta dieta puede ser muy beneficiosa para los pacientes con EII.