¿Mejoras laborales o una carga para trabajadores y usuarios?
Guillermo Aguilera L.
La aprobación de la reforma laboral que regula a plataformas digitales como Uber, Didi y Rappi en México plantea un giro drástico en el funcionamiento de un modelo que ha sido disruptivo, pero no exento de controversia. Aunque la legislación busca garantizar derechos laborales para repartidores y conductores, también podría restringir su libertad de acción y aumentar los costos para los usuarios, poniendo en cuestión la sostenibilidad del modelo actual.
Restricción a la flexibilidad laboral: El fin del “multiempleo” en plataformas
Uno de los cambios más significativos que introduce esta reforma es la exigencia de un mayor control por parte de las plataformas sobre los horarios y actividades de sus trabajadores. Esto implica que los repartidores y conductores podrían quedar limitados a operar exclusivamente para una sola empresa, eliminando la posibilidad de trabajar en varias plataformas al mismo tiempo, una práctica común entre quienes buscan maximizar ingresos.
Por ejemplo, un repartidor que actualmente divide su jornada entre Rappi y Uber Eats para aprovechar las mejores tarifas o promociones en tiempo real, bajo la nueva normativa, se enfrentaría a restricciones que le obligarían a elegir una sola plataforma. Este cambio no solo limitaría sus opciones de ingresos, sino que también los haría más dependientes de las condiciones laborales impuestas por una única empresa.
Este nivel de exclusividad, que recuerda más a un esquema de relación laboral tradicional, contrasta con la flexibilidad que las plataformas digitales ofrecían originalmente, uno de los principales atractivos para quienes optaban por este tipo de trabajo.
Impacto en los costos: Los usuarios, los más afectados
El aumento en los costos operativos para las plataformas, derivado de la inclusión de miles de trabajadores al sistema de seguridad social y la provisión de prestaciones laborales, inevitablemente será trasladado a los clientes finales. Empresas como Rappi ya han advertido que este escenario podría forzar un incremento en las tarifas de servicio o en los costos de entrega.
Actualmente, un pedido de comida que cuesta 40 pesos de envío podría incrementarse significativamente para cubrir prestaciones como vacaciones, aguinaldo y aportaciones al IMSS. Este aumento no sólo afectará el bolsillo de los consumidores, sino que también podría generar una reducción en la demanda de estos servicios, especialmente en un país donde el poder adquisitivo de gran parte de la población es limitado.
Además, en áreas rurales o regiones con menor actividad económica, donde los costos ya son más altos debido a la menor densidad de pedidos, estas plataformas podrían dejar de operar por la inviabilidad económica, reduciendo las opciones para los usuarios y eliminando una fuente de ingresos para los trabajadores locales.
¿Beneficio o retroceso para los trabajadores?
Aunque la reforma promete seguridad social y prestaciones, también podría significar una mayor precarización laboral para quienes dependan exclusivamente de una sola plataforma. Sin la posibilidad de diversificar sus ingresos, los trabajadores quedarían más expuestos a las fluctuaciones del mercado y a cambios en las políticas internas de las empresas.
Por ejemplo, si Uber decide reducir sus tarifas de pago por viaje en una región determinada para competir con otras plataformas, los conductores exclusivos no tendrían otra alternativa para compensar sus pérdidas. La eliminación del “multiempleo” también podría desincentivar a muchos trabajadores a continuar en el sector, afectando la disponibilidad del servicio en horarios de alta demanda.
Un cambio necesario, pero mal diseñado
Si bien la intención de la reforma es proteger a los trabajadores, su implementación podría generar efectos adversos en cadena. Las plataformas enfrentarán mayores costos y desafíos operativos, los trabajadores perderán flexibilidad y autonomía, y los usuarios pagarán más por servicios que, en algunos casos, podrían volverse inaccesibles.
El reto principal de esta legislación será encontrar un equilibrio entre garantizar derechos laborales y preservar la esencia de un modelo que ha revolucionado el mercado laboral. Sin ajustes que consideren las particularidades de este sector, la reforma podría terminar perjudicando a quienes busca beneficiar.
En lugar de resolver la informalidad, esta reforma podría transformar a los trabajadores de plataformas digitales en empleados precarios con menos opciones, mientras los consumidores enfrentan un mercado más caro y menos accesible. El debate está lejos de terminar, y los próximos meses serán cruciales para definir si esta regulación se convierte en un avance o en un retroceso para la economía digital en México.