La inteligencia artificial (IA) ha ganado terreno en diversos sectores, y el financiero no es la excepción. En un contexto donde la IA generativa despuntó como tendencia en 2022, la banca y las instituciones financieras han comenzado a experimentar sus beneficios y desafíos. Daniel Arraes, Director de Desarrollo de Negocios de FICO en América Latina, destacó el potencial de esta tecnología, indicando que el 2023 fue un año clave de experimentación y adaptación, mientras que en 2024 se ha iniciado la implementación en varios ámbitos, con miras a obtener un retorno de inversión completo para 2025.
En el sector bancario, la IA no es un fenómeno reciente. Las instituciones llevan años utilizando machine learning para mejorar el análisis crediticio y combatir el fraude. Actualmente, según una encuesta de Gartner, un 77% de las aplicaciones de IA se enfocan en mejorar las operaciones diarias de las empresas, optimizando procesos internos y brindando mejor atención al cliente mediante asistentes virtuales y chatbots. En México, la IA también ha transformado varios aspectos del sistema bancario, como la autenticación biométrica y la personalización de servicios, que ahora cuentan con capacidades automatizadas de consultoría financiera.
Sin embargo, la adopción de IA en el sector financiero no está exenta de riesgos. Existen preocupaciones éticas y legales, ya que estos sistemas deben cumplir con una normativa estricta, incluyendo legislación europea y los acuerdos de Basilea. Otro aspecto crucial es la confiabilidad de la información generada por la IA. Las “alucinaciones” o errores de información, comunes en modelos de IA generativa, representan un riesgo significativo, al igual que el uso de datos incompletos o sesgados que pueden comprometer la precisión de los algoritmos, exponiendo a las instituciones a vulnerabilidades en ciberseguridad y posibles daños a su reputación.
En este escenario, la tecnología blockchain se perfila como una aliada en la búsqueda de transparencia, permitiendo que las decisiones críticas, como la aprobación de créditos, sean rastreables y auditables. Para Arraes, es fundamental que los resultados generados por la IA sean comprensibles y explicables, permitiendo una justificación clara de cada decisión tomada.
A pesar de los avances tecnológicos, el monitoreo humano sigue siendo crucial. Según Arraes, los humanos deben supervisar y corregir el rumbo de la IA para asegurar que sus aplicaciones mantengan los estándares éticos y regulatorios, protegiendo al usuario y garantizando el beneficio para la sociedad. En el futuro, el éxito de la IA en el sector financiero dependerá de una implementación rigurosa, que contemple tanto la mitigación de riesgos como el rol indispensable del ser humano como supervisor de estas poderosas herramientas.
La IA ha abierto nuevas oportunidades en el sector financiero, pero para maximizar sus beneficios, es fundamental una integración cuidadosa y una supervisión constante.