Se paga mucho por el olor a nuevo, por tener un auto que salga de la agencia (y que por sólo salir del negocio se deteriore 30% su precio de factura), pues los créditos automotrices están entre 12 y 16% anual, sin contar seguros, servicios, impuestos y demás.
Carlos Castañeda Márquez, CEO de Pagando
Esta vez quiero compartirles una historia personal que viene mucho a cuento: tengo un buen amigo que estrena auto cada dos años y, si se puede, antes. Él no es rico ni nada por el estilo, vive bien, dentro de sus posibilidades que le da trabajar para una de las principales cadenas de cines en México.
Por ello, nos sorprende a todos sus conocidos cada vez que llega a mostrarnos su nueva adquisición que, además, siempre es de la misma marca (desde pequeño tiene una obsesión compulsiva por los Volkswagen), pero diferentes modelos de lujo de esta marca, cuyos nombres no recuerdo ahora.
Quienes lo conocemos de tiempo y le tenemos la confianza suficiente siempre le hacemos bromas y le mandamos mensajes, como el de “cuídame mi próximo auto” o “llévamelo a sus servicios”, porque, en efecto, deja los vehículos casi nuevos, con servicios de agencia y poco kilometraje.
Con el coche «durmiendo» en la cochera
Sin embargo, siempre está pagando un auto y tiene tres en su cochera… Él es casado y tiene dos hijos adolescentes. Su mujer tiene automóvil, aunque no maneja (ni lo hará nunca, pues tiene un miedo enfermizo al volante). Su hijo mayor tiene poco que empezó a manejar y ya tiene auto, pero ni su esposa ni hija menor saben ni quieren conducir.
Así, tienen siempre cuando menos un auto en casa «durmiendo» en la cochera el sueño de los justos… Cuando llega el momento de vender alguno, porque hay que dar el enganche del siguiente vehículo nuevo, se apresuran a anunciarlo y, listo, como por arte de magia le sale comprador, quien además queda feliz por el costo-beneficio de haber adquirido un auto seminuevo, con uno o dos años de uso, reluciente y un bajísimo kilometraje.
Yo me he cansado de decirle, como buen amigo y asesor en finanzas personales, todo lo que está pagando por comprar nuevo. También le he dicho que cuando menos debería utilizar por más tiempo los automóviles para sacarles más provecho, pero nada ha logrado cambiarle su afición por el olor a nuevo, es algo que le fascina y por el que está dispuesto no sólo a pagarlo, sino a endeudarse ad infinitum.
Se paga mucho por el olor a nuevo
Este asunto llega casi al punto de la locura ahora que me enteré de que como en su trabajo tiene que andar de complejo en complejo cinematográfico, ¡mejor se va en transporte público -desde Metro hasta Uber-! Tanto para no gastar en gasolina ni estacionamiento, como para cuidar el vehículo…
En suma, estimado lector, se paga mucho por el olor a nuevo, por tener un auto que salga de la agencia (y que por sólo salir del negocio se deteriore 30% su precio de factura), pues los créditos automotrices están entre 12 y 16% anual, sin contar seguros, servicios, impuestos y demás.
Si alguna vez se optara, por ejemplo, por un seminuevo de agencia, se ahorraría usted mucho, según el año, estado y kilometraje del auto, entre 25 y 40% del valor de uno nuevo de la misma marca y modelo.
Así que querido lector, la próxima vez que quiera cambiar de auto -como ahora que es inicio de año, en pandemia y en un entorno de crisis económica, con una inflación no vista en más de 20 años-, pregúntese cuánto pagará por el delicioso olor a nuevo.
También, habrá que preguntarse qué inversiones habría podido hacer con ese dinero que ha pagado a través de los años por el olor a nuevo, ¿no?
Hasta la próxima.